lunes, 20 de abril de 2009

MI AMOR A LA DANZA Y MÚSICA FOLKLORICA II, LLEVADA A LA CÚSPIDE CON TAKILLAQTA

Desde los 17 años, mi amor a la guitarra y la danza andina en general, no han parado. Hoy por hoy, distintas lesiones, me impiden disfrutar tocar solos de guitarra, así como bailar diferentes danzas peruanas; pero ello no ha impedido que disfrute de inolvidables momentos y tiempo dedicados a ambas artes. Al año y medio, aproximadamente de mi estancia en Barcelona, conocí a un grupo de idealistas, soñadores, trabajadores y entusiastas peruanos, de quienes guardo gratos recuerdos y de donde me quedan grandes amigos. Esta asociación cultural se denomina TAKILLAQT, cuya idea surge de Ana, María y la directora de la asociación: María Elena Rodríguez. Una de las actividades más desarrolladas de la asociación, era la danza. Cuando me integré a ésta, aún se estaban consolidando como asociación, pese a las diferentes presentaciones que ya habían realizado, así como el gran número de miembros con los que ya contaba el grupo de danza. No obstante, aún faltaba perfilar sus estatutos, los que se inscribieron años más tarde a mi incorporación. Apadrinados en ese entonces, por el señor Cónsul del Perú en Barcelona, el Sr. Gastón Ibáñez, realizamos innumerables presentaciones dentro y fuera de la ciudad de Barcelona, para diferentes colectivos. Fue aquí, en dónde aprendí a bailar danzas andinas. Conocía otras danzas del Perú, pero precisamente de las andinas, sabía poco. Fue con este grupo y en Barcelona, donde aprendí a bailar wuaylas, danza típica de Huancayo, así como la bella Cullawua, danza mestiza, típica del departamento de Puno y su elegante Marinera: Marinera Puneña, distinta a las tantas variedades de Marineras que se bailan en Perú, entre otras danzas. Por ello, este breve reencuentro con mis recuerdos, es para homenajear por su dedicación y tiempo cedido al arte peruano a las innumerables personas que conocí por esa época, entre ellas, Nelly Cruz Torres y hermanos (quienes con sus sabios conocimientos del folklore e historias autóctonas, mantienen viva la memoria de los pueblos) para ellos, guardo especial cariño y gratitud por su sincera acogida. Para concluir, deseo compartir una de las tantas interpretaciones con las cuenta la elegante Marinera Puneña. Isabel Gómez

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