martes, 19 de enero de 2010

ESPERANDO

















Sin duda la paciencia, es una gran virtud, por ende, se convierte en un preciado don natural que pocos poseen, pero que sin embargo se puede entrenar, desarrollar, otorgando satisfacciones personales incalculables.
Para entrenarse en esta aptitud, es imprescindible primero haberse entrenado en la capacidad de autocontrol, generalmente emocional y de paso, en el control de la ansiedad (fiel compañera, para irrumpir abruptamente en los magistrales proyectos que el ser humano consigue construir para devastarlos en cuestión de segundos, llevándolo inconscientemente, al punto de la ofuscación, desesperación y más aún, a la irrupción de su más íntimos misterios, para exponerlos a la luz en presencia de los demás).
Esta corta secuencia de fotografías que muestro, la considero un buen ejercicio para practicar la paciencia. Es obvio que la recompensa en este caso es significativa: apreciar un ocaso.
Puestos en un mundo en dónde apenas el ser humano se detiene para ver a su alrededor y menos aún, desear involucrarse en el que pueda haber en él; es importante que se detenga para por unos largos instantes para observar el cómo la naturaleza: respeta sus tiempos, sus ritmos, sus ciclos; y así valorar y valorarse, ver y verse a sí mismo, recordando las sensaciones que le haya dejado, así como identificando e interiorizando profundamente la emoción final, que el deleite del detenerse, le haya dejado.

Isabel Gómez
Fotos: Las cuatro fotografías fueron tomadas en la Playa de Castelldefels
Autora: Isabel Gómez Castillo

2 comentarios:

Un chico de Lima dijo...

la paciencia es una virtud que muy pocas personas tienen y saben cultivar... hay que aprovecharla al máximo!

Sylvia dijo...

Isa, qué maravillosas palabras has volcado en este artículo! Tu escribes, yo poetizo... pero muchas veces coincidimos en el fondo de la cuestión: la incapacidad humana de conservar, amar y deleitarse con las bellezas de la naturaleza.
Hermosas tus imágines del mar. Felicitaciones y abrazos!