miércoles, 29 de mayo de 2013

MARÍA AUXILIADORA, GRACIAS POR TENERME COMO TU AMADA HIJA.


El mes de Mayo es un mes Mariano por antonomasia.


Es el mes de María, para María Santísima y por María Madre.

El mes comienza con la celebración del día de Nuestra Señora de Fátima que es el 13 de Mayo, seguidamente, viene el día de la Virgen del Rocío y finalmente, para cerrar este hermoso mes, se da la festividad de Nuestra Señora de María Auxiliadora.

Por gratitud y devoción  es en el 24 de Mayo en el día en el que deseo detenerme.

Soy Mariana y Nuestra Señora de María Auxiliadora es quién me viene socorriendo en los momentos más complejos e inesperados de mi vida.

Llegué bajo el manto de Nuestra Señora de María Auxiliadora gracias a las Hijas de María Auxiliadora a través del Oratorio Salesiano de Mujeres del distrito de Magdalena de Lima; desde entonces, María Madre se ha ido manifestando y cuidando de manera excepcional con más consciencia para vivir en estado de gratitud hacia ella desde entonces.

Tras años intensos de regalos de reencuentro con la vida, este año, (nada más comenzar el día en plena madrugada peruana con diferencia horaria para con mi amada Barcelona), comenzaron sus regalos de manera evidente, inconfundibles e indiscutibles.  Este año, su manifestación de amor, ha sido incalculable manifestándome su amor de la manera más infinita como una madre puede hacerlo: consolándome en el dolor que a veces sólo quienes amamos en silencio de verdad, podemos experimentar,  para luego dejar paso a un estado de confianza, de serenidad interior, de paz, sabiendo que todo lo que viene dado bajo su manto es sabio y es bendecido para quienes tienen la fortuna de estar bajo su invocación.

Como buena madre, siempre deja el consuelo de que sólo nos concede lo mejor tanto para quienes creemos en ella así como para aquellos que nos rodean y también nos aman.
Este año, tras muchos años de estar lejos de ella, ausente físicamente de mi tierra, me ha bendecido con la presencia de amigos entrañables con los que sin saberlo nos mantenía  unidos la misma devoción a través de vínculos inesperados.
Cuando una vida se ofrece, se pone en Manos de Nuestra Señora de María Auxiliadora, toda experiencia tiene una visión diferente, todo tiene un sentido distinto.
Hoy tras unos días de experimentar mi gratitud hacia nuestra amada Madre por todas y cada una de los milagros que consciente e inconscientemente me regala, puedo por fin, públicamente agradecerle todo el cuidado que a lo largo de estos años de mi vida me ha ido otorgando.
Con mi gratitud a todo lo que mi amada Madre bajo la invocación de María Auxiliadora me ha concedido deseo cerrar este mes en mi vida.
Puedo decir que tras años de ausencia de estar ausente físicamente en su festividad, este año ha sido un reencuentro de amor intenso, de gratitud, de reconocerme una de sus hijas amadas y reconocer que, además de amarme, ama de manera exquisitas a quienes me aman cuidando de ellos con exquisito cariño aunque a veces ese cariño tan puro sea difícil de experimentarlo.
Por ello, hoy quiero dar las gracias, por haber tocado una vez más mi corazón, por haber tocado otros corazones, por serenarme y por otorgarme la confianza de que, bajo su amor y su manto amoroso, cuidará a todos aquellos con tanto amor a quienes también me aman humanamente.
Gracias Amada Madre María Auxiliadora, por haber sido mi Auxilio silenciosamente a lo largo de todos estos años.

Isabel Gómez

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