miércoles, 18 de diciembre de 2013

AMIGOS PARA TODA LA VIDA


Existen experiencias gratas así como agradecidas, sobre todo las que se experimentan durante la niñez o la juventud y de las que surgen como fruto de ellas amistades sólidas que van madurando en el tiempo con las personas a través de sus experiencias.

Estas amistades que vencen la inclemencia del tiempo, de la distancia, de la ausencia, que se mantienen en comunicación constante pese a un aparente pero circunstancial silencio, son las que perdurarán pase lo que pase porque hay respeto, verdadero amor por tanto por parte del uno como del otro expresado en el trato exquisito sincero que ambas personas o más puedan mantener.

De estas amistades, y, porque no decirlo, de estas experiencias, también son contadas porque situaciones especiales que se dan en contextos y circunstancias que señalan, que fijan, que marcan la relación.
Aquí, de lo que se trata es lo auténtico y de ser auténtico tanto el uno como el otro así como la una con la otra persona.

Es diferente a tener una relación únicamente de camaradería, que responde a un momento circunstancial y a una etapa de la que se puede conservar de ella con gratitud el aprecio recibido y el cariño brindado así como cualquier otra necesidad cubierta por ambas partes tanto para el uno como para el otro.

Ésta, es una experiencia especial, por ello, para quienes la vivan, le invito a conservarla y a retomar vínculos que sí merecen la pena ser retomados más aún cuando de por medio se ha dado el perdón.

De tener este añadido, como es el perdón, a una experiencia de amistad, en la acción de reconciliación, es en donde se podrá valorar más aún desde la ausencia y el silencio transcurrido el verdadero cariño y compromiso que ambas personas se puedan profesar.

Porque insisto, el tener un amigo, es haber hallado un tesoro. Y, como todo tesoro, ha de ser bien conservado y se es reencontrado, más aún esforzarse en preservarlo otorgándole los mimos y cuidados necesarios bajo una mirada serena, segura, transparente, inocente, que prevenga la nuevamente la confusión y se de una y definitiva pérdida.



María Isabel Gómez Castillo 

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