Cuando se mira desde el alma, con amor a la vida, la naturaleza en espacios cotidianos de recorridos públicos, bastos, impredecibles, cercanos…., se torna bella pese a su aparente sencillez.
Hacer un alto durante el rutinario día a día, observar el entorno, reconocerlo y hacerse en él, es un ejercicio de contemplación.
La contemplación permite reencontrar al ser humano; le permita ver la vida en sus cotidianas demostraciones como regalos y si se encuentran situados en la naturaleza se asemejan a invalorables tesoros vivos que pueden pasar desapercibidos.
Sólo es cuestión de de hacer un alto en el día a día.
Isabel Gómez
Fotograías realizadas por María Isabel Gómez
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