Una de
las bellezas de la naturaleza es que muchas de sus especies se pueden camuflar
acorde al espacio que ocupa y a las circunstancias que la rodean.
El ser
humano, muchas veces busca intimidad en medio del bullicio, así como tomar un
respiro en medio del estrés urbano que la ciudad y la realidad de cada uno
somete al organismo.
Lo
hermoso de todo camuflaje, es que es en parte, resultado de una observación
continua, de un continuo análisis de lo que se mueve a su alrededor y pese a la
cotidianidad siempre está la agilidad de percibir el lugar idóneo para pasar
desapercibido, meditar y porque no, hasta contemplar absorto lo que pasa en los
alrededores.
Esta
imagen me llamó la atención, porque responde a esta búsqueda que en la que el
ser humano se encuentra inmersa de manera inconsciente, siendo diversos los
factores que le lleven a dar el paso ante tan vital acción.
Por
ello, desde aquí, invito, a que de tanto en tanto, cada uno aprenda a
camuflarse, a pasar desapercibido entre la belleza de lo nuevo y lo antiguo,
entre lo fresco y lo marchito. Lo que importa, es que se encuentre el punto de
silencio en medio del bullicio.
Isabel
Gómez