Luquitas, llegó a mi vida de manera abrupta, un día en que menos me lo esperaba.
Dentro de una pequeña caja, (pensando que era una broma o un peluche), me di con la sorpresa que había un ser vivo, bebé, que sólo podía comer papillas y a quien había de ir conociendo para otorgarle el cuidado que merecía para que pudiese sobrevivir fuera de su hábitat natural o lugar idóneo para ser criado.
Dentro de una pequeña caja, (pensando que era una broma o un peluche), me di con la sorpresa que había un ser vivo, bebé, que sólo podía comer papillas y a quien había de ir conociendo para otorgarle el cuidado que merecía para que pudiese sobrevivir fuera de su hábitat natural o lugar idóneo para ser criado.
Lo cierto es que su presencia me dio compañía, y me devolvió una ilusión añadida a la que ya me daban mis dos hámsteres y mi bello jerbo, quienes mostraron curiosidad a la vez de celos por el extremo cuidado que este nuevo miembro de la familia requería, debido a que me seguía a todas partes pipiando, estresando con su canto a los otros miembros de casa.
Luquitas, sacó de mí toda la ternura que necesita. Era obvio que no podía ser domesticado en un espacio que no reunía las condiciones óptimas para él, por lo que tarde o temprano tendría que renunciar a su cuidado para que él continuase su crecimiento en un medio más natural. Cuando llegó ese momento, la separación, fue dura para ambos, sólo me consolaba el saber que en un futuro próximo, estaría con otros miembros de su especie. Desarrolló aún más mi capacidad de observación y sensibilidad hacia los animales. Me volvió creativa para hacer de él un animalito feliz. Tuve que dejarme llevar por mi intuición para conocer sus necesidades: aprender a nadar, coger estabilidad mientras caminaba, la mejor comida para un sano crecimiento…
En fin, el recuerdo que hoy realizo de este cariñoso patito, me dejan una grata alegría, serenidad y paz interior, por haber sido afortunada al cuidar una vida, aunque fuese la de un animal. Con estas sensaciones y emociones, emprendo éste día.
Con lo dicho, Luquitas, sigue en mí, aunque físicamente desconozca en dónde y cómo está, el sentimiento que esta realidad me deja pese al tiempo transcurrido, me lo reservo para vivirlo en mi intimidad. Hoy, sólo quería realzar la importancia de la presencia de los animales en nuestras vidas y las responsabilidades que tenemos para con ellos en momentos puntuales de las mismas.
Isabel Gómez
Fotos: Patito Lucas.
Autora: Isabel Gómez Castillo
A mi siempre querida amiga: Martha y su hija Luna del Mar. Gracias por haber conseguido que Luquitas se durmiese después de todo un día de llanto.
Isabel
Fotos: Patito Lucas.
Autora: Isabel Gómez Castillo
A mi siempre querida amiga: Martha y su hija Luna del Mar. Gracias por haber conseguido que Luquitas se durmiese después de todo un día de llanto.
Isabel
1 comentario:
Valla, que pequeño y Gracioso :) !!
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