Despertar en un distrito de densa población, en un área comercial, como es la zona de Can Serra, en L’Hospitalet de Llobregat, que, a su vez forma parte de la ciudad cosmopolita de Barcelona, no tiene ningún misterio si la vida continúa y con ella se desarrollan las experiencias del sentir, percibir y recrearse en los sonidos naturales que emergen en medio del susurro bullicioso entre voces vecinales, y ruidos diversos, los sonidos que emergen de la naturaleza.
Es un regalo el sentir estos sonidos, aún es más maravillosa la oportunidad de tener la sensación de búsqueda de vida en plena vida; entre muchos sonidos que opacan, bloquean o distorsionan los sonidos que continuamente emergen de naturaleza: limpios, armónicos de libertad más en plena estación primaveral.
Estos sonidos urbanos, que me permiten el reencuentro conmigo misma, me aportan luz, renovación interior, paz, armonía, equilibrio interior. Con ellos puedo hablar, escuchar, caminar y seguir contemplando todo lo que me rodea y valorar cada una de mis experiencias desde de un estado positivo, dándolo a mi vida nuevas perspectivas, abriéndole nuevas puertas, mostrándome nuevos caminos.
Es así, como estos sonidos urbanos, que pueden ser la metáfora de lo podría ser mi vida interior, pasan a ser identificados, para colocarlos cada estado interior, cada emoción, en su lugar, y declinarme por vivir un estado emocional armónico acorde a la naturaleza que se renueva y va cargada de energías renovadas.
Isabel Gómez
1 comentario:
muy interesante post...
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