Yo he pasado por un proceso de 6 años de malos tratos físicos y psíquicos.
Mi caso, no ha sido fácil. Se han dado muchas irregularidades a lo largo de toda mi experiencia personal a la hora de llevar a cabo alguna denuncia en dónde constara no sólo las acciones a las cuales tuve que someterme, sino que, además, a mi necesidad de protección y seguridad de mi integridad física, ya que ante la moral, era obvio que no podía hacer nada.
A través de los Mossos d'escuadra, es muy difícil poder presentar alguna denuncia si no hay pruebas evidentes de malos tratos sobre todo si éstas, son de psicológicas, y ante las físicas, a veces hasta con ironía me han preguntado para valorar si se acercaban o no a la vivienda si: tenía sangre, si me estaban amenazando con un cuchillo o si mi esta por perder la vida.
Para determinados agentes, les resultará gracioso el tema, pero para una persona agredida y en riesgo, lo último que esperaba era que me quitasen la vida, o estar desangrando para llamarles.
Como esas condiciones no daban, de las pocas veces que han acudido a casa, han admitido, que mi ex pareja era peligrosa, pero que no lo podían detener porque no había evidencias físicas de malos tratos.
De todas las veces que han me han asistido los Mosso d’escuadra de L'Hospitalet de Llobregat, sólo una vez fui atropellada y vulnerada en mis derechos constitucionales y fundamentales como persona y mujer, invitada por uno de los agentes a que me volviese a mi país, porque según él España no era mi país y que aquí las historias como las mías, en España, no eran un reality show.
Y tenía razón, lo que pasa aquí, allá sólo pasa con sobornos, ¿será que aquí ya los hay, y nos hemos enterado?
También, tras las una de las asistencias por parte de Mossos d’escuadra de L'Hospitalet de Llobregat, sí se llevó a cabo una detención de mi ex pareja (mi maltratador). Reconozco el cansancio en los agentes de ver la misma situación pero esta vez, había habido una agresión de la cual lamentablemente, no quedó ninguna señal. Esto motivo el entonces juzgado Nº 1 de Violencia de Género, no sólo desestimara mi caso, sino que, además, la Secretaria Judicial, determinó que no me era necesario un abogado de oficio, el que se me denegó, quedando en aquella ocasión desprotegida y obviamente, ganando la otra parte el caso.
En parte, esta situación, amortiguó por unos años la convivencia con mi ex pareja, ya que su maltrato dejó de ser físico por un periodo de casi dos años, manteniéndose sólo en el psicológico.
El 17 de Julio del 2009, tras mantener un diálogo de los pocos que eran posible mantener con mi ex pareja y maltratador, me desplacé de una habitación a otra, y sin pensar (mientras manteníamos el "supuesto" diálogo), me acerqué a él, que estaba delante del ordenador chateando.
Sin más, ni sentir nada, sólo lo vi, con las pupilas dilatadas, con una silla giratoria de ruedas caída y él casi patas arriba gritando: "auxilio, socorro, me matan"..., yo desconcertada ante lo que pasaba, giré la cara para ver la pantalla del ordenador y sólo ví en medio de confusión, dedos que tiraban de los cables que intentaban llegar a la pantalla para apagarla..., no sé que más decir. Fue entonces, cuando comencé a sentir que algo frío, me recorría por el cuello, me fui corriendo al baño, y tenía sangre. Me había reventado la barbilla con el cenicero que muestro en la foto, y con la fuerza con el que lo tiró, había conseguido caer, y fue cuando entonces comprendí el por qué de sus gritos y su mirada fija, penetrante, dilatada.
Recuerdo que llevaba los móviles desconectados. Del temblor y miedo, no acertaba con las contraseñas, hasta que por fin lo conseguí. No sé si los Mossos d’escuadra de Llospitalet de Llobregat llegaron por mi llamada o por la llamada de alguna otra persona, sólo sé que fueron instantes intensos de desconcierto y de mayor temor. Lo último que recuerdo de mi ex pareja, es verlo que se iba, con el móvil en la mano llamando y acusándome.
Una de sus amenazas, siempre fue, que nadie me creería, nunca, porque él sí sabía convencer. Y que por eso, me iban a detener a mí y nunca a él.
Como en alguna ocasión, se había auto agredido mientras yo llamaba a los agentes, él también lo hacía para acusarme. Por ello, el día de su detención, tenía muchos miedos, pero el mayor era si él, esta ileso o no.
El día 11 de febrero, del presente año, se celebró el juicio oral en el juzgado Nº 13 de Barcelona y lo llevó una jueza sustituta, cuyo nombre no merece la pena publicitar ya que mi sorpresa fue que, dicha jueza no sólo no me dejaba expresarme y responder las preguntas, sino que además de gritar y no dejar hablar a mi abogado de oficio, se limitó a gritarme cada vez que era incapaz de responder al abogado de la parte contraria, preguntas que se alejaban de la causa a juzgar, otorgándole vía libre a la parte acusada a que planteasen las preguntas desde el punto de vista que ellos viesen oportuno, sin decirles no sólo nada, sino que, a cambio de no poder responder, de gritarme a mí a que ciñese a las preguntas de la parte contraria.
Esta situación, fue la cúspide de los malos tratos hasta ahora recibidos, no sólo por un sujeto que no sólo fue dejado impune, sino que además una jueza mujer vejara todos mis derechos otorgándome el trato más aberrante del que le pueda dar a un ser humano que además como era mi caso, ya venía soportando humillaciones de todo tipo que han afectado mi moral, mi integridad física y psicológica.
Mi pregunta para esa jueza sustituta que el 11 de febrero, se dedicó a humillarme y perpetuar el maltrato de mi maltratador con su actitud, ¿si le entregan mi cadáver, sería más feliz que ahora?, ¿se sentiría más realizada profesionalmente que ahora?. ¡Si tuviese un cadáver, como bien podría ser el mío para sumar a su lista de perpetuación de un maltratador gracias a la autoridad que le confía el Sistema Judicial para que se suponga haga JUSTICIA! ¿Se sentiría realizada a nivel profesional? ¡Oh, miren qué bien, la jueza sustituta, sí que consigue que españoles con personalidades sociopáticas se quiten a las inmigrantes de encima...!!!
Tras la apelación, además de absuelto, se me condena a mí a pagar las costas.
Otra pregunta, ¿si la jueza y la fiscal, no entendieron el motivo de la agresión, por qué no se lo preguntó a mi agresor?
¿Por qué se empeñaron en creer a mi agresor que dijo que hubo una discusión previa a mi agresión?, ¿Si la fiscal, no entendió algo de mi declaración, por qué se empeñó en seguir sin entenderla mirándome fijamente, moviéndome la cabeza para que dijese una mentira que sí la convenciese?, ¿Por qué no quisieron preguntar lo que yo explico aquí para que se puedan entender los hechos? , ¿Por qué negaron mi declaración? ¡Alucinante!
Para la información de las no interesadas en saber el motivo de la agresión sin más, aquí una parte de la realidad, ante la cual la jueza se irritó, llegando a golpear la mesa con su puño, enfurecida, como diciendo, "ya sólo me faltaba oír esto"
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Les señalé que mi maltratador, era consumidor de drogas, pero no quisieron escuchar esta parte como tampoco lo que viene.
En muchas otras ocasiones, él, también me había agredido sin mediar palabra alguna. Por ejemplo una vez mientras estaba comiendo, en la cocina, él, se acercó a la nevera a coger una botella de cerveza de un litro, y sin mediar palabra me reventó la botella en la cabeza. Por suerte no sufrí ningún daño, sólo quedé bañada en cerveza y tuve que limpiar mientras él se reía diciéndome que sólo valía para eso. Como no hubo sangre ni "testigos", no se me admitió al día siguiente la denuncia.
Ante un hematoma provocado por un empujón que me dio y caí del sofá, en el cap Larrad a dónde acudía habitualmente, me acerqué para hacer constar los hechos; como mi médica de cabecera no estaba, la médica que señaló no entender del tema, y como no era mi médica responsable, me invitó a volver y pasar la visita con mi médica de cabecera, tras 7 u 8 días después, mi médica me pregunta ¿y qué quieres que haga?. Me dirigí inmediatamente sin parte médico ante los Mossos d’escuadra de L'Hospitalet, me explicaron el procedimiento y el motivo por el cual en ese momento ya no procedía la denuncia. Con lo cual, iba sumando puntos de negligencias e irregularidades en mi caso.
Otras preguntas ¿Qué necesita el sistema judicial para que una mujer que ha pasado lo yo he pasado pueda ser protegida?
¿Acaso no es suficiente la palabra de la mujer y sus secuelas psicológicas para ser creíble?
¿Si existe el peritaje, porque ante la duda, no se someten a un peritaje tanto a la víctima como al
maltratador?
En mi caso, he perdido el caso pese al evidente maltrato físico, porque las autoridades: jueces y fiscal, no entendieron el motivo que llevó a mi ex a golpearme. Y si no lo entienden ellas, ¿cómo creen que lo voy a entender yo?, acaso ¿esa respuesta no le corresponde otorgarla, el maltratador?, ¿por qué, sí creen en su versión: una supuesta discusión, cuando en realidad, no hubo ninguna discusión? ¿Caso las personas con patologías y con dependencias de drogas, ¿no tienen reacciones violentas propias a sus paranoias, y no necesitan motivo alguno para golpear?
Ahora, ¿Qué he de esperar yo?, ¡estar como la mujer ecuatoriana que hoy le han dedicado un minuto de silencio?, ¿Eso es lo que espera el sistema?, ¡QUE ESTÉ MUERTA!, entonces, ahórrense dinero en campañas engañosas en dónde dicen proteger a una mujer, porque es mentira.