Como afectada, sigo diversos informativos entre ellos la sexta noticas para observar el tratamiento que se le da a la información vinculada con el tema de violencia machista.
En mis seguimientos, he podido observar que a través del presente telediario en sus dos ediciones principales realizan todo un seguimiento al hecho llámese: “noticia”, acontecimiento o cómo se le desee denominar, lo cierto, es que se realiza un seguimiento del mismo desde su inicio hasta su fin.
Es de agradecer el trato respetuoso que se le da al tema, el que está muy lejos de ser sensacionalista, más todo lo contrario. Las presentadoras de ambos telediarios, con sus tonos de voz afable, cercanas; dejan una sensación solidaria para con la víctima.
Uno de los últimos episodios que me vienen a la cabeza, son de aquellas dos mujeres que asesinaron a sus respectivos maridos por estar cansadas de años de agresiones psicológicas y físicas continuas. Evidentemente estos casos son casos extremos que pocas veces se suelen dar, más aún si se sabe que en este país (España), el acto de la defensa propia ante un ataque como éstos, constituye también un delito. En conclusión: la mujer, o llega a juzgados agonizando, o es su espíritu el que realiza la llamada indicando “que su marido, pareja, o compañero sentimental, le ha arrebatado la vida”.
Aunque suene irónico las últimas palabras que señalo en el párrafo anterior, lamentablemente el Sistema Judicial y Policial está en su gran parte programado para que funcione así.
Si se llama a las autoridades correspondientes para denunciar cualquiera de las formas de maltrato en sus diversas manifestaciones, generalmente, el primer filtro del mismo que suele ser la policía o los mossos d’escuadra, solicitan pruebas contundentes (generalmente físicas), para poder arrestar al agresor de lo contrario proceden a señalar lo que conlleva un detenimiento “aparentes pruebas”: desestimación del caso por parte de un juez. Ante esta realidad, pocas mujeres proceden a presentar la denuncia ya que surge un doble temor (además de quién me haga lo me hace, lo peor, es que no me creerán. Quedará libre, él se burlará de mí y me hará más mal)
Por qué se llega a los casos que al principio señalo, que son extremos, excepcionales y con los que me parecen son la consecuencia directa de un Sistema que se ha replantear el cómo actúa y en qué está fallando así como con los que no estoy de acuerdo a los que se han de llegar.
Son muchos los factores que pueden influir:
En primer lugar, ignorancia de todos los pasos que se pueden dar ante estos hechos por parte de la víctima.
En segundo lugar, privación de la información correcta y completa ante casos como éstos.
En tercer lugar, que en España, no se trabaja bajo ningún concepto el tema de la autoestima en la mujer mucha más aún en la mujer maltratada como acción preventiva.
Últimamente se señala con frecuencia en los medios de comunicación que hay mujeres que desean aprender a defenderse de su maltratador, lo cual es un error porque demostrado está ello conlleva a una pena que iguala a la víctima a su agresor en condiciones y condena.
En cuarto lugar, que las autoridades (todas), sean tanto policiales como del ámbito judicial incluido sus Señorías, carecen en su mayoría de un trabajo interior- personal que les lleve a ver estos casos no como expedientes o registro de incidencia, sino como personas ante las cuales tienen delante clamando justicia.
Lamentablemente, ante esta realidad, la víctima depende de la sensibilidad ante los hechos de quién la atiende en primera persona. El consuelo no basta, es necesaria la acción. He de señalar que sí que hay profesionales que se compadecen de la víctima sin embargo detrás de ellos hay una realidad que les impide pasar a la acción cuáles son estas realidades, es lo que personalmente me gustaría saber.
En el caso judicial, la realidad es más dura, dado que los señores jueces, tienen total autonomía para que independientemente de los hechos que se juzgan realicen las sentencias que estimen oportunas, según desconozco bajo qué principios. Por suerte que no los son todos ¡existen excepciones!
Es ante estas últimos apuntes que retomo mi observación: es necesario que las personas e instituciones que tratan con mujeres que pasan por episodios diversos continuos de violencia de género, realicen un trabajo de desarrollo personal, acompañado de su crecimiento personal aprendiendo a interiorizar desde la contemplación decisiones más acertadas, justas regidas a los hechos.
Mi propuesta final: ante la duda, realizar pruebas periciales a ambas partes para determinar en quién está el desequilibrio emocional o personal que genera a la parte más vulnerable por su capacidad de sana salud mental el riesgo de volver a ser víctima. Mientras tanto mantener la protección a la persona que demuestra con hechos contundentes que está en situación de peligro siempre en su lugar que le reafirme en su seguridad emocional. Por lo que determino que constituye un gravísimo error, que sea la víctima quién haya de dejar su hogar por aparentes faltas de pruebas.
En quinto lugar, emplearse a fondo a nivel de expresión de oral, en corregir expresiones machistas que moldean pensamientos acompañados de compartimientos machistas desde el hogar, la escuela y a nivel macro social. Para ello, se pueden utilizar campañas televisivas a través de los medios de comunicación para reeducar a la población a la hora de expresarse con propiedad; ya que lo de lo que se piensa es lo que se hace.
Dejo como muestra la necesidad de realizar esta gestión de carácter de urgente a través del siguiente enlace.
1 comentario:
Ay, Isabel querida, cómo me conmueve lo que has escrito. Un análisis profundo del tema, con varias opciones como conclusión. No sé en España, pero aquí cuando un hombre mata "por razones de infidelidad de su esposa",o sea: crimen pasional, la condena es mínima. En cambio, la mujer recibe un trato discriminatorio y una condena perpetua.
También hay un caso de una adolescente que mató a su bebé que se engendró por violación. León Gieco canta una canción desoladora, de protesta, por este caso. "Santa María Tejerina", creo que se llama.
Es claro que no justifico el infanticidio, pero la madrecita merece contención y amor, no condena perpetua por asesina...
Con mi primer marido padecí abuso verbal, laboral y psicólógico (me llevaba 13 años, yo tenía 18 cuando me casé por primera vez). Y sucedió que recién luego de 20 años juntos, y ataques de pánico y demás "cositas", tomé conciencia de todo el daño que me había hecho este hombre. Al querer separarme, se convirtió en psicópata, compró un revolver y hacía "bromas" de que me iba a balear...Bueno, no la sigo, pero me tardó 5 años más para safarme de mi situación desesperada, y sin hablar del enorme daño que todo esto les causó a mis dos hijos varones.
Me he puesto verborrágica, Isa..perdóname, pero es porque tu artículo es merecedor de mucho más reconocimiento que las humildes palabras que le he dedicado.
Te quiero mucho, abrazos!
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