Lamentablemente, la FIBROMIALGIA, nunca es una es un diagnóstico que viene solo, generalmente, está acompañado de otros así como de posteriores patologías que se le van acumulando por el mismo desgaste que el organismo padece por el estrés al que es sometido por la sintomatología que presenta la enfermedad.
Ante esta realidad, las opciones que tiene la persona que la padece son pocas: revelarse ante ella o aprender a convivir con ella.
En el aprender a convivir con ella, está ser consciente de que va de la mano con una realidad neuro-física que bien puede afectar al estado psicológico viéndose sobre todo en riesgo su área emocional así como la cognitiva.
El vivir con la FIBROMIALGIA, es un aprender día a día de uno mismo. Exige la necesidad de reconocerse en cada comento ya no sólo como paciente, sino sobre todo como persona que tiene una realidad limitante de la procura en cada instante hacerla lo menos limitante posible para sí misma, tan es así que en muchas ocasiones lleva a desarrollar la creatividad para convertirla en un potenciador de habilidades desconocidas para poder convivir coherentemente dentro un sistema social que lejos está de comprender el verdadero conflicto que genera padecerla, sobrellevarla y día a día superarse en ella.
Por eso, es importante atender a las campañas de sensibilización que los propios afectados realizan con su testimonio presencial para acercarse más a un ser humano que a un sujeto que se pueda considerar catalogado como una paciente, o enfermo.
Isabel Gómez Castillo
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