Quienes vienen especulando con la economía de los pueblos y que afecta directamente en lo que supuestamente son derechos básicos de la persona como pueda ser el derecho a vida deberían tener el mismo trato y condena que reciben aquellos que son juzgados por crímenes a la humanidad.
Con el trabajo, no se juega.
Con la salud, no se juega.
Con la educación, no se juega.
Con dignidad de la persona, no se juega.
Con los derechos básicos de las personas y en especial de los niños, no se juega
Con la vida, no se juega.
No se juega con millones y millones de seres humanos que impotentes, sólo les queda acatar las trampas de unos cuántos avaros, egoístas, jugadores con el dinero de los demás, viviendo en el mundo de la especulación de a costa del hambre, de la muerte de gente inocente, de niños que aún no conocen la vida por culpa de genocidas encubiertos y protegidos por otros sujetos similares a ellos a cambio de fajos de billetes, que en infierno de poco les valdrá.
Isabel Gómez
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