lunes, 5 de agosto de 2013

A QUIENES CAMBIARON MI VIDA III


Dedicado a mi profesor de Psicopatología de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega, en el año 1987/88, doctor, Héctor Chue.

Entre mi determinación vocacional por el ejercicio de la Psicología y  el punto dócil y franco que obtuve previamente en mi vida como sello humano y fraternal, me llegó el modelo preciso para ejercer mi carrera con ética así como con eficiencia a tal punto que me llevó a exigirme un estudio continuo de los contenidos que iba recibiendo de las diversas asignaturas así como la necesidad de investigar más sobre las mismas hasta tener la certeza de que cada contenido de las asignaturas los dominaba con argumentación y eficacia en la parte práctica.

Esta persona tan especial, a quién percibí como un profesional listo, rápido, ético, responsable, serio, exigente, de inteligencia lógica con una excepcional calidad humana, fue mi maestro de la asignatura de Psicopatología I que recibí en la Universidad Inca Garcilaso de la Vega cuyo nombre es el del doctor Héctor Chue, a quién considero a demás de mi maestro un entrañable amigo.

El doctor Hector Chue, hizo posible lo que en aquella época ya muy pocos profesores podrían permitirse por su talento, carácter y profesionalidad, ello fue el traspasar las fronteras de un docente universitario hasta las de un maestro con ceño, que iluminaba el alma de una estudiante universitaria con ímpetu como yo al punto que, desde entonces sólo le mereció  la pena tener ante mis ojos e intelecto así como ante el de muchos otros (ahora colegas), el rango de MAESTRO por el “del ser especial” que nos sugería con su sola presencia y desarrollo de su ejercicio profesional (se constituyo para mí, el más digno a seguir e imitar)

Gracias a mi recordado maestro porque con su mirada firme, segura, serena, afable, por la nobleza de su carácter siempre optimista y alentador  y la confianza depositada en mí como alumna;  he logrado la eficiencia en el ejercicio de mi carrera profesional con la ambición a llegar a más porque ésta es una carrera humana, de servicio que me permite cubrir mis propios servicios con dignidad y respeto a quién tenga siempre delante de mí.

Gracias.


María Isabel Gómez Castillo

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