Dedicado
a mi profesor de Psicopatología de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega, en
el año 1987/88, doctor, Héctor Chue.
Entre
mi determinación vocacional por el ejercicio de la Psicología y el punto dócil y franco que obtuve
previamente en mi vida como sello humano y fraternal, me llegó el modelo
preciso para ejercer mi carrera con ética así como con eficiencia a tal punto
que me llevó a exigirme un estudio continuo de los contenidos que iba
recibiendo de las diversas asignaturas así como la necesidad de investigar más
sobre las mismas hasta tener la certeza de que cada contenido de las
asignaturas los dominaba con argumentación y eficacia en la parte práctica.
Esta
persona tan especial, a quién percibí como un profesional listo, rápido, ético,
responsable, serio, exigente, de inteligencia lógica con una excepcional
calidad humana, fue mi maestro de la asignatura de Psicopatología I que recibí
en la Universidad Inca Garcilaso de la Vega cuyo nombre es el del doctor Héctor
Chue, a quién considero a demás de mi maestro un entrañable amigo.
El
doctor Hector Chue, hizo posible lo que en aquella época ya muy pocos
profesores podrían permitirse por su talento, carácter y profesionalidad, ello
fue el traspasar las fronteras de un docente universitario hasta las de un
maestro con ceño, que iluminaba el alma de una estudiante universitaria con ímpetu
como yo al punto que, desde entonces sólo le mereció la pena tener ante mis ojos e intelecto así
como ante el de muchos otros (ahora colegas), el rango de MAESTRO por el “del
ser especial” que nos sugería con su sola presencia y desarrollo de su
ejercicio profesional (se constituyo para mí, el más digno a seguir e imitar)
Gracias
a mi recordado maestro porque con su mirada firme, segura, serena, afable, por
la nobleza de su carácter siempre optimista y alentador y la confianza depositada en mí como alumna; he logrado la eficiencia en el ejercicio de mi
carrera profesional con la ambición a llegar a más porque ésta es una carrera
humana, de servicio que me permite cubrir mis propios servicios con dignidad y
respeto a quién tenga siempre delante de mí.
Gracias.
María
Isabel Gómez Castillo
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