Todas las personas merecen ser tratadas con respeto y con
cariño.
Si son personajes públicos, con más razón.
Hemos de aprender a diferenciar el trato que se le ha de
saber dar a cada persona en su rol, en su papel, en su ejercicio profesional y
antes que todo, recordar que somos humanos y el trato que todos merecemos es un
trato humanamente digno.
Gracias a la fuertísima entereza psicológica y emocional,
ética y moral de esta admirable familia.
María Isabel Gómez Castillo
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