Te llegó la noche
justo poco antes de que llegase tu
primavera, y con ella, como en un viaje sin retorno, tu consciencia partió.
Sólo hay noche.
Por momentos,
parece que la Luna se pasea por tu mundo dejando un rastro de tu luz en las
adormiladas conciencias de los desamparados. Pero tú, continúas con tu agitada
aventura.
¡Mira, que aún te
invoco y te arrullo con nanas y cunas!
Cuando retornes
de tu precipitado éxodo, puede que ya no esté. Por mí, habrán pasado algunos
otoños privados del resplandor de tu estrella.
Por eso, ¡vuelve!,
antes de que se pierda la fuerza de mi voz en tu consciencia.
María Puccio
Fotografía de María Puccio
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