En el transcurrir de los viajes por el tiempo,
llegué al puerto del cansancio.
Me esperaban frondosas Denizias Excelsas,
que tupidas llamaron a la noche
para que
cale hasta mis huesos.
Entre las sobras
de los rápidos batido de las alas de Águilas nocturnas
sucumbí al descanso.
Desperté entre el cielo y el mar,
con mis mejillas húmedas y saladas,
sobre el regazo familiar De la Estrella del Mar,
quien me transportó
a los días en que el Amor,
se expandía mientras sellaba mi llanto.
Pero fugaz… fue el tránsito.
Vi llegar desde el invierno al otoño
a la Luna de Nieve
que dio luz al bosque,
mariposas blancas y Tulipanes morados,
para que mi viaje por el tiempo
llegue al puerto del Amado.
María Puccio
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