lunes, 5 de octubre de 2020

Irrumpiste en mis sueños

Tus quebrantos irrumpieron en mi sueño

develándome tus temores,

tus congojas de orfandad.

 

Cómo, sin romper tu mudez por los que te lapidaron,

dormiste destellos.

 

Cómo tus sudores nocturnos

depositáronse en las fosas

de los huesos quebrantados

de tu rosal y clavel amado.

 

Te presentaste transformada en huracán

entre tu media sonrisa

e implacable

mirada penetrante.

 

Te recordaste,

sin llanto,

misteriosa en silencio,

en el sordo y mudo silencio

que,

en las garúas de julio,

cuando no era Verbena

se hacía Huarango.

 

Fatigada, fugaste

entre tonderos.

 

Volaste huérfana, 

Huerequeque,

en el desierto de mi sueño.

 

 

A mi madre

María Puccio


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