CORO JUVENIL | INMACULADA, VIRGEN BELLA 🎼🤍

Hoy, he tenido un regalo hermoso.
Durante la pandemia, nuestro amado Papa Francisco, permitió que, nuestra santa Iglesia Católica, nos regalase la transmisión del rezo del Santo Rosario todos los días desde la sede Vaticana.
En este momento, no recuerdo el nombre del Cardenal que dirigía el mismo, pero si recuerdo que, durante muchísimas veces, al finalizar el mismo, el canto que cerraba dicha ceremonia, era el que ahora estoy presentando: "Inmaculad Virgen Bella", antífona mariana.
Para cuando la escuchaba, mi corazón saltaba y, había algo en mí que se sentía fuera de sí misma e iba al reencuentro del Padre Celeste.
La canción, era cantada en latín o en italiano. Algo entendía de la letra, pero no lo suficiente como para con plenitud de conciencia, hacer mía toda la leta.
La intuición, aquella que viene del Santo Espíritu de Dios, me decía mucho, más aún, me cautivaba y me hacía suya. Era una posesión espiritual que me llenaba de paz, vaciándome hasta el infinito, con una plenitud que no es de este mundo.
Hoy, después de haber buscado, consultado y de muchos tiempo ya, al finalizar la misa que ha celebrado el Santo Padre, Papa Francisco, se ha hecho mención al nombre de tan hermoso canto. Hoy, por primera vez lo he podido buscar y sentir en lengua castellana. La belleza de su letra es profundamente mística, poseedora.
Al sentirla (si ya la emoción, la ternura, el desprendimiento, la entrega, y más..., me invadía pese a no entenderla, pero sí, con intuirla sentía que era para mí, y que debía ser mi oración, hoy, al conocer su letra, me he hecho más de María, en una ofrenda personal que, del gozo que me embarga, quiero compartirlo.
La letra es hermosa, la melodía ¡en coral..., transporta!.
Hoy, me siento transportada al corazón de María Santísima, llevada de su manos, consagrándome una vez más a ella.
Esta hermosa letra, me hace suya una vez más.
Por fin entiendo que, ella, en cualquier idioma se manifiesta madre y nos abraza en lo más profundo de su ser consolador, amándonos, desde su infinita pureza.
Gracias Madre amada por haberte manifestado con tu canto, voz, y haberme tocado aunque yo, no te haya sido consciente de ello. Gracias por haberme dejado que te busque y me deje llevar, en mi ignorancia y profunda necesidad de ti.