lunes, 6 de octubre de 2008

¿FIBROMIALGIA Y DEPRESIÓN?

Llevo años escuchando esta asociación de palabras unidas como si ambas fuesen una misma enfermedad y no es así. Son dos enfermedades completamente distintas las que pueden confluir en un momento dado, en alguna que otra sintomatología que conlleve a un error en el diagnóstico. La Fibromialgia no necesariamente ha de conllevar a un proceso depresivo, así como tampoco, un cuadro depresivo ha de desarrollar la Fibromialgia. Para referirse a la Fibromialgia, se han de tener muy claros los conceptos de las patologías llamadas hipocondría y depresión para no caer en diagnósticos erróneos. Pienso, que uno de los principales errores a la hora de entender la Fibromialgia como un cuadro hipocondríaco, viene dado por el acusado dolor muscular y articular que la persona presenta; dolores que en algunos casos se ven incrementados por cuadros ansiosos o de extremo estrés. También pienso que el confundir la Fibromialgia con un cuadro depresivo puede ser debido a no haberse tenido en cuenta otros factores que afectan directamente al estado emocional y psíquico de la persona, además del físico, como pueden ser: 1.- La frustración que alcanza el paciente al sentirse incomprendido en su dolor, al trato vejatorio que recibe por parte de algún que otro médico desinformado, carente del sentido común y sensibilidad humana, que no sólo le trata con despotismo e incredulidad sino que además le catalogado como ser mentiroso, altivo, y ser inferior. 2.- La situación arriba descrita, provoca en la persona desgaste emocional innecesario, que unido al dolor intenso y generalizado la conducen a un estado de agotamiento físico, psíquico y emocional. El dolor, genera en nuestro organismo desgaste, provoca un gran derroche innecesario de energía hasta el punto de dejarlo exhausto. Es aquí, en donde, dependiendo de la personalidad y el carácter del enfermo, comienzan o no a experimentarse conatos de un posible síndrome depresivo, pero no necesariamente como para desarrollar un cuadro depresivo. Lo mismo sucede con el aspecto psíquico. Ante largos períodos de dolor físico y emocional, el paciente con Fibromialgia puede comenzar a apreciar cierto estado de agotamiento mental el que facilita la disfunción de algunas capacidades cognitivas vitales para el desenvolvimiento y rendimiento intelectual óptimo en la sociedad incluido el ámbito laboral. Una vez llegado a este punto, el nivel emocional seguro que está afectado, debilitado. Para ello, se pueden utilizar diferentes terapias entre las naturales y las convencionales, Entre las terapias convencionales, para ayudar a la persona que padece Fibromialgia, sería recomendable el tratamiento con determinados antidepresivos para combatir el estado de agotamiento físico y puede que el psíquico incluso para estabilizar el nivel emocional. El uso de determinados ansiolíticos facilitan la disminución del dolor muscular debido a que actúan como reguladores de la ansiedad permitiendo un mejor descanso y por ende un necesario relajamiento muscular. Lo que sí es cierto es que, para mejorar en la sintomatología aguda o severa de la Fibromialgia, lo mejor es hacer deporte suave o hasta que el cuerpo indique el límite, mantener la mente activa pese a las limitaciones que se puedan presentar, elegir y reforzar bien el círculo de amistades, tener en la medida de lo posible una vida activa realizando los descansos que el mismo organismo ya sugiere. Para ello saber escuchar los biorritmos corporales es necesario, no obsesionarse con el dolor y no dejarse vencer por es mismo son consejos vitales para convivir con la Fibromialgia. Isabel Gómez

2 comentarios:

Martha Cecilia Cedeño-Pérez dijo...

Isa: muy interesante tu artículo y sobre todo la postura optimista con la que lo terminas. Se ha de convivir con el dolor e intentar hacer una vida "normal", disfrutando de aquellas pequeñas cosas que casi siempre son las verdaderamente importantes. Felicidades por tus escritos. Cada vez lo haces mejor.
Un beso
Martha

María Isabel Gómez Castillo dijo...

Gracias Martita, de eso se trata de aprender de las adversidades.
Gracias también te doy, por tus sugerencias, asesoramiento personalizado que me brindas para aprender a expresarme en mis redacciones con pulcritud.
Para todos los efectos, en este momento soy pupila de tres maestras: Tú, Marta Cedeño; Isabel Rebollo y Silvia Sánchez, quién me dio clases en expresión oral y escrita.
Aspiro a lograr mi propio estilo de redacción y alcanzar la perfección en ella.
Por ello, gracias no sólo por ser mi amiga, sino también por ser mi más exigente maestra. Sólo espero estar a la altura.
Isabel