A lo largo de nuestra vida, vamos desarrollando diversos roles en función a las circunstancias y a las necesidades del entorno y personales.
La persona como tal es un ser dinámico, rara vez estático.
Estos roles se identifican a la vez que se diferencian de acuerdo a las necedades de la personas, más no de acuerdo a su emocionalidad.
Si fuese por un estado emocional, el rol asumido, sea cual fuere éste, debería ser trabajado, así como a las personas que se mantienen en un mismo rol a través del tiempo y en los entornos sociales diversos en los cuales se mueven.
Un signo de un buen manejo de la emocionalidad y de una buena salud psíquica, es la adaptación de las personas a los tiempos, realidades personales, círculos sociales, actividades diversas y el disfrute de las mismas vividas con según lo requiera el momento: con intensidad, con libertad, con autocontrol, con ira, armonía, apertura mental, dominancia, actitud cooperativa, totalmente racional, etc.
Lo importante, es saber ser y estar acorde a las circunstancias, esta, es una de las funciones principales de los roles.
Por cierto, para poder visualizar la evolución de cada algunos roles que ejecutan las personas bajo determinadas situaciones y estados emocionales, recomiendo una excelente película; muy bien dirigida y argumentada, que consigue de cada uno de los actores la expresión precisa como un buen ejercicio emocional, dejando bordado todo un proceso de crecimiento o evolución en la persona a través de sus estados emocionales. La película se llama. MADRES E HIJAS
Isabel Gómez
1 comentario:
...y en eso estamos, ¿verdad?. Es cuestión de supervivencia. Además, si sólo vamos a vivir una vez...pues que sea lo mejor posible.
Un abrazo
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