Gracias por las fotografías que me la familia me ha hecho llegar y que son la inspiración de la presente reflexión ya que ellas trajeron a mi memoria dos temas: la sonrisa y la mirada.
Estas dos expresiones armónicamente acompañadas, si se comparan con la que mostramos desde nuestra tierna infancia, nos trasladan a la época de inocencia que toda persona a experimentado en sus primeros años de vida, la que, con el paso del tiempo entre las idas y venidas entre los caminos recorridos parece que se llegase a perder; sin embargo no es así. Esta inocencia, siempre se puede conservar si se sabe discernir en los momentos en los cuales dejarla traslucir para que otros se iluminen en ella, se reconforten y se vuelvan a reencontrar.
La ternura de una mirada siempre va acompañada de una sonrisa, la que es como una caricia para el alma.
A través de las fotos que os presento, pude reencontrarme conmigo misma mismo una vez más.
Volví a mis años de inocencia, en dónde generosamente regalaba sonrisas abiertas con miradas tiernas, brillantes llenas de esperanza.
Mi sorpresa fue, que aún aquella sonrisa con las mismas sensaciones, aún se mantenían pese a los caminos atravesados. Fue, cuándo me dije: ¡Pero si esta soy yo!, ya con miedos superados, vergüenzas apartadas, que sin proponérselo hay en quienes inspira serenidad, autenticidad y muchos valores que de niña me inculcaron que gracias a mis interacciones interpersonales, se han ido puliendo desde que tengo uso de razón.
Ahora me sigo mirando, ya más hacia mi interior y sosegada, me dirijo a mí misma para realizar el compromiso firme de ser constante en estas imágenes que de tantos recuerdos plácidos e insospechados que me colman.
Ahora ya en la madurez de mi vida, las contemplo con gratitud, porque en ellas reconozco que sin los otros actores que participan, participarán y han participado en mi vida, la misma sería incompleta.
Por ello doy gracias por poder decir: que tengo a personas que me quieren, que me han querido y seguro, que me querrán.
Isabel Gómez
2 comentarios:
Hermosa reflexión, Isabel.
La inocencia y la sonrisa, me lo apunto como esencial para no olvidarme y perderlas.
Isa, como te dije personalmente aún conservas esa ternura que se dibuja en tu sonrisa de niña. Me encanta esa foto. Un abrazo.
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