Cada 28 de Julio, la República democrática del Perú, celebra su independencia del colonialismo español, para pasar a ser un país libre, independiente, tal y como lo soñaron sus libertadores, don José de San Martín y don Simón Bolívar.
Estos libertadores, al igual que los que intervinieron en las diversas independizaciones de otros países de la América Latina en General, tal vez, debieron soñar con que habría líderes dignos de gestionar la herencia cultural e histórica que se les encomendaba. Tal vez, muy en su interior, pensaron que tanto esfuerzo por devolver al pueblo lo que le pertenecía, debería ser tan bien valorado, hasta el punto de ser capaces de cuidar con su propia vida (si fuese necesario), cada valioso recurso natural que constituía su auténtica riqueza como la que quedó en Perú.
Imagino, que dentro del sueño de los libertadores de la América del Sur, constaría la certeza de que, el hambre, la guerra, la doblegación de la dignidad de sus habitantes, quedaría en el pasado tras la experiencia adquirida de haber sido pueblos que sometidos y oprimidos buscarían dejar atrás esta dolorosa experiencia para rescatar sólo de ella, aquello que fuese productivo para una mejor organización político-social teniendo como referente su auténtico pasado histórico que por unos siglos se les había arrebatado.
Este 28 de Julio, ha de ser un día especial, en donde quienes gobiernan a la República Independiente del Perú, recojan el verdadero sueño bolivariano, sumado a ello la trayectoria de culturas milenarias que previas a la cultura Inca, dejaron constancia de un auténtico saber hacer, ser y estar.
Pienso que este año, ha de ser un año de compromiso social, en donde, los que se sientan conformar y formar el Perú de hoy y del mañana, realicen un concientizado compromiso ético, moral, de saber crear sus propios medios para gestionar de manera sólida así como solidaria su propia riqueza natural.
Mencionando sólo al país peruano, porque hoy es su aniversario patrio, pienso, que su memoria histórica ha de estar latente en todo momento en los corazones de los peruanos estén en el rincón del mundo en el que se encuentre. Razones para ello, muchas: su historia, sus héroes, sus santos y mártires, su riqueza marina, sus reservas naturales, su patrimonio cultural, artístico, sus monumentos arqueológicos por la que se la reconoce en el mundo, su gastronomía, aunque pienso que en especial, su papa, su quínua, su trigo, sus variedades de maíz, de plátanos, yucas, camotes, así como alimentos de valor altamente nutritivos que en el día de mañana puedan garantizar zacear posibles etapas de hambruna.
Espero que sus nuevos gobernantes emerjan de lo más profundo de lo que de su tradición pueda recoger, para asegurar al nuevo Perú un auténtico crecimiento; un crecimiento que tenga solidez, que esté basado en la madurez de las ideas de sus propios hijos que tengan la apertura mental de saber escuchar, observar así como discernir de lo que es lo mejor para esta tierra y quienes en ella la habitan. Que descarten modelos ya fracasados y que se apliquen copiados, plagados de sistemas políticos fracasados. Porque Perú, así como toda la América Latina, aún es joven y puede por sí misma crearse y recrearse, regenerarse con trabajo, con esfuerzo, con solidaridad, con dignidad, con ética, con moral, con humanidad, que son parte de los valores perdidos en sociedades fracasadas.
Pienso que Perú, conjuntamente con sus habitantes, tiene aún un largo camino para aprender a caminar sólidamente firme en solitario a la vez que en sociedad y buena armonía con los países que la rodean así como con el resto del mundo.
Dos décadas de fuga de talentos, ahora le pueden significar a Perú la vuelta de sus hijos ya experimentados y curtidos para dar lo mejor de sí de manera incondicional a todos los niveles, para que futuras generaciones tengan el privilegio de saberse en una patria segura, con autoestima, con auténtica autoridad y digna.
¡Felices fiestas patrias!
Isabel Gómez
De derecha a Izquieda: Maria, Carmen Uzcate, Maria Jesús (amiga), Isabel Gómez.
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