Vivir el presente teniendo en cuenta el
pasado como referente para subsanar
errores, carencias, faltas cometidas o como mínimo estar preparados para salir
lo más rápido posible de ellas y evitar quedarse atrapados; así como tener en el futuro un estímulo motivacional que invite a una mejor
organización, a un esfuerzo mayor o simplemente a saber disfrutar de lo que se
tiene, es el reto al que cada día han de enfrentarse las personas.
El saber vivir a tope con la prudencia e uso
de las facultades físicas y cognitivas conscientes es un signo de amor a la
vida. No obstante, alguna que otra vez, pueden desencadenarse enlaces fortuitos
que giran todo un mundo y de quienes rodean a un todo un ser y ante ello,
siempre ha de quedar además de la lección, todo lo que un ser humano es capaz
de alcanzar por su entusiasmo, conocimiento, amor a la vida y por qué no, a su
profesión.
Se puede vivir el día a día sabiendo
encontrar en todo lo que se es capaz de emprender tanto en grupo como en
solitario con satisfacción a la vez de dejar siempre nuevos retos. Lo
importante, es que, en el andar del ser humano, esté presente el signo de la
paz para consigo mismo y para con los demás.
Isabel
GómezFotografía: María Isabel Gómez
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