Seres y Alados
me inundan con sus radiantes destellos
y como a eclipse penumbroso me transitan,
mientras me arrullan causes turquesas
entre esperanzas de vida.
¡En jolgorios se regocijan!,
y se vuelven alamandas azules,
que liberan mis sentidos
mientras mis riachuelos acaudalados consumen.
¡Ya no soy viento de levante!
sólo soy ventisca de valle,
que en la fragancia de la vida
me absorben entre perpetuas primaveras
que con su candor me fascinaron.
María Puccio
Fotografía de María Isabel Gómez Castillo
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