¡CLARO QUE NO! El 12 de mayo es día internacional de la Fibromialgia y los artículos de esta semana serán dedicados a este Colectivo.
Cuando una persona padece alguna enfermedad crónica que además limita su día a día y acude a la administración correspondiente a solicitar el grado de invalidez que “buenamente se le quiera asignar”; lejos de ser un mero capricho, aspirar a vivir marginada, etiquetada de invalida y de ser casi inútil y ser excluido en diferentes ámbitos; es para buscar soluciones a una realidad personal que le permita mejorar su calidad de vida así como su rendimiento social, laboral, incluso individual, para qué de esta manera, pueda alcanzar un nivel de productividad acorde a su realidad sin tener que llegar a depender en la medida de lo posible de nadie, incluso del sistema mismo. En resumen, para tener mayor autonomía y vivir dignamente.
Solicitar un certificado de invalidez, es humanamente humillante. Más aún cuando la Administración correspondiente distorsiona el verdadero sentido de la gestión, sometiendo a la persona a un aberrante cuestionamiento y mal trato continuo.
Incluso a nivel laboral, es la esperanza perfecta para tener una persona trabajadora socialmente rotulada y laboralmente excluida, para ser explotada bajo el pretexto de percibir en muchos de los casos, ridículas prestaciones por parte de la Seguridad social. Siempre hay pluses fiscales para aquellos empresarios que cuenten en su plantilla con algún trabajador que certifique tener algún tipo minusvalía más aún, hay quienes se dedican en exclusiva a trabajar con este colectivo.
Isabel Gómez
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