miércoles, 17 de junio de 2009

¿QUÉ HACE A LA PERSONA VULNERABLE? I


Aunque parezca mentira, en primer lugar, la persona misma. Lo que habría que determinar, es qué aspectos de la persona, la hacen vulnerable: La vivencia extrema de emociones. Desde hace un tiempo, sostengo que la vivencia de las emociones sean tanto negativas como positivas, vividas en grado extremo, desgastan al organismo dejándolo indefenso a través de muchas de sus funciones, principalmente las relacionadas a las defensas del sistema inmunológico, en el bloqueo y bajo rendimiento de las capacidades cognitivas y agotamiento físico que se ve reflejado en las funciones anímicas. Encontrar el equilibrio para vivir las emociones sean cuales fueren éstas, es todo un reto; ya que es difícil medir la intensidad en que cada persona vive sus propias emociones y más aún medir con exactitud, el impacto que generan en organismo. Hay trabajos terapéuticos que trabajan con instrumental para intentar medir variaciones fisiológicas, pero por más test incluso psicológicos que se apliquen, cada persona, como ser único que es, diría que es inmedible. Tan sólo nos podemos aproximar a ciertas respuestas fisiológicas o emocionales, ya que hemos de reconocer, que éstas, están supeditadas, a los contextos que la persona experimente incluso en el momento de la investigación. Entre los indicadores fisiológicos que se suelen observar se encuentran: la sudoración, aceleración en el ritmo cardiaco, punzadas a nivel de las sienes o en el ceño, dolor muscular leve a nivel de las cervicales o lumbares, diarrea, cambio brusco de la temperatura corporal, aparición temporal de algún tic, si la emoción se vive prolongadamente en grado extremo, suelen aparecer irritaciones en la piel, dolor en los músculos oculares etc. A nivel cognitivo, se suelen dar pequeñas e insignificantes lagunas mentales, visión borrosa, sensación de fatiga en general. A nivel anímico, lo más notorio, es la acusada necesidad de dormir.
Isabel Gómez.
Foto: Isabel Gómez Castillo, playa de Castelldefels

4 comentarios:

Jmdeum dijo...

Desde mi ignorancia en psicología, tengo claro que el estado anímico influye en la salud. Es que eso que llamamos salud pasa por la mente (en el 90% de los casos). Mi mujer dice que el poder de la mente es extraordinario (ella lee muchos libros sobre estos temas...)
Un saludo afectuoso desde el lado "poético" de las emociones.

María Isabel Gómez Castillo dijo...

Gracias Profe, sólo que en relación al tema de emociones, lo que pocas veces se tiene encuenta es que hasta las positivas desgastan. Un abrazo a tu mujer y para la familia.
Isabel

diablesa dijo...

La salud y las emociones van parejas, cuando una persona se siente bien en su estado anímico y emocional, todo gira bien a su alrededor,pero si esta misma persona tiene problemas emocionales ( pareja), todo su organismo va notar un cambio, ya que sus ritmos biológicos cambian, así es la vida amiga, por eso es tan sano tener sexo y sentir que alguien nos quiere.

María Isabel Gómez Castillo dijo...

¡Diablesa...!!!! Sí por eso es muy sano sentirse querido, y querer, es parte de nuestra salud integral, y dentro de ello mantener una relación sexual, sana, que aporte cariño, serenidad, sentido de plenitud. De lo contrario, sería una vida vacía, ya que el placer, como muchas otras tantas cosas en la vida, es pasajero, mientras que la ternura, el cariño sincero que acompaña al sexo, es lo que perdura y otorga, a la persona una sensación más placentera de bienestar.
Isabel