LA MIRADA

 Dicen que la mirada es el reflejo del alma.

Efectivamente.

A través de la mirada la persona cuenta su  historia, deja ver su estado emocional, transmite sus inquietudes, sus metas.

Cuando se mira los ojos de una persona, en ellos podemos ver la serenidad de su alma, la perspicacia de su personalidad, el dolor que en su cuerpo acoge, la paz que lleva en ella, la apertura de su ser, la amabilidad, el dolor que en su alma se alberga, el rencor, la frustración, la traición…, el amor…

Lo importante no es tanto lo que se puede mirar a través de los ojos de los otros, sino que sólo unos pocos saben verdaderamente contemplar una mirada e identificarse en ella sea cual fuere el estado de la misma.

Como los estados de ánimo una mirada puede cambiar con el paso del tiempo. De pronto puede dejar la sensación de que a la persona que se tiene delante es otra sea cuales hayan sido las circunstancias.

De todos los elementos  sentidos, para mí, la unos ojos así como una voz indican mucho. Habrán momentos en que se pueda fingir, impostar o tratar de transmitir algo distinto de lo que realmente el ser humano es o ha llegado a ser, sin embargo, tarde o tempano estos sentidos son desnudados, quedando la verdadera identidad con su verdadera realidad.

Para los psicólogos, el observar el comportamiento es importante, no obstante cuando observamos, observamos más allá de una mirada, sin embargo para mí, el poder percibir las miradas, sentirlas así como dejar que se enclaven en la mía, me apasiona.

Hay miradas dulces que engañan,  hay miradas fijas que esconden algo detrás, hay miradas evasivas que no siempre son por timidez, hay miradas penetrantes que pueden buscar herir…, sin embargo ¿qué tipo de mirada es la que busca y encanta al ser humano?, la respuesta está en uno mismo.

Mirar, es contemplar.

Isabel Gómez