Y de vuelta a la infancia,
con la libertad del viento.
Entre sonrisas resplandecientes
y vivaz mirada pura,
reaprendiendo a vivir
mientras contemplaba a la experiencia
como si fuese novedosa,
la Vida,
dormida e ingrávida,
fue la protagonista.
Y una vez más me visitaste, Anubis,
dejando atrás los puertos
de la incerteza.
Me mostraste
tus pasos hacia mi encuentro,
las espadas de tus luchas,
los túneles del camino a la nada,
los puentes del vacío y del sosiego
ausentes de precipicios,
plenos de bienquerencia.
Y regocijé mi descanso
entre pétalos
de Tulipanes negros,
mientras de decías:
Osiris…,
Osiris…,
Osiris…
Esta vez,
añoré tus besos
y tus caricias Anubis,
con las que me sedujiste
por primera vez,
en una tarde de aquel año:
del año del pasado sin memoria
y del presente socavado.
Sin tus labios que me diesen la bienvenida
me dejaste partir,
sin llanto…,
sin lamento…,
entre la ingravidez del espacio
que me volvió al finito.
María Puccio
Fotografías, de María Puccio
No hay comentarios:
Publicar un comentario