Retomando el caso SEAT, es una verdadera contradicción la decisión tomada por los trabajadores de esta representativa patronal catalana, cuando sobre todo Cataluña, es sinónimo de fuerza, inteligencia y resistencia ante cualquier abuso de poder o violación de derechos la persona en general, al punto de convertirse su capital, Barcelona, en centro de manifestaciones de repulsa centrando aquí a los verdaderos activistas y defensores de éstos derechos.
Aquí, algo ha pasado.
¡Sí! Y llevo diez años contemplando y comentando con amigos el devenir de algunos acontecimientos hasta que por fin el tiempo me ha dado la razón. Con éste caso, he revivido en mi memoria parte de la historia de mi país; y como persona, como peruana y también catalana, como ciudadana, como mujer, como luchadora por mis derechos, me he sentido vilmente humillada. Siento haber vuelto a la Lima Fujimorista, dictatorial, en dónde no se podía hablar sobre los derechos de la persona porque ibas preso, en dónde no se podía expresar el pensamiento porque tu entorno te daba la espalda o como decimos allá, se hacían los desentendidos, en dónde debía callar para no ser tildada de conflictiva.
Por suerte, sigo teniendo verdaderos amigos y también amigos pensadores.
Aquí el conflicto lo tienen desde hace años, sólo, que son pocas las mentes que lo habían observado, y en fórums cerrados para que cuyas pensamientos no fuesen manipulados por políticos, lo vienen discutiendo como motivo de preocupación intentando encontrar salidas a nuevas realidades, como es ésta.
Desde mi punto de vista, lo vivido en la SEAT, sólo tiene una explicación, y sin querer ser clasista ni racaista, he de admitir que éste último acontecimiento tiene en su ceno como consecuencia la inmigración, pero no de extranjeros, ¡ojo!, sino de inmigrantes o hijos de inmigrantes del propio país, cuyos progenitores los han "tetado hasta ya entraditos en edad", al extremo de hacerlos dependientes de un sistema proteccionista, paternalista; asustadizos ellos, han aprendido a sucumbir rápida y fácilmente ante la adversidad.
Cuáles podrían ser las consecuencias para un gremio, de los pocos, cuyos sueldos estaban por encima de los mil euros: conservar su caché y no perder más aún su poder adquisitivo. Mientras ellos tengan la vida “apañada”, a los otros que le den. Por lo tanto para ellos, consecuencias ninguna.
Es ahora cuando se comienzan evidenciar los verdaderos conflictos sociales. ¿Qué pasará entonces con los trabajadores que lejos de pertenecer a patronales tipo SEAT (acostumbrada a complacer los caprichos de sus trabajadores para mantenerlos contentos), intenten luchar por no sucumbir ante los débiles y repudiables salarios que ya están por debajo de los mil euros, con cargas de estafa bancaria e inmobilia, si los empresarios continúan exigiendo mantener su margen de ganancias a costa de limitar aún más muchos de los derechos laborales?
Para complementar esta reflexión, recomiendo leer un interesante artículo de mi amada amiga Marta Cecilia Cedeño en http://urbanity-urbs.blogspot.com/2008/09/ciudad-y-memoria.html
Isabel Gómez
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