Sólo cuando se vive en
armonía interior o como mínimo es hacia donde van dirigidos parte del esfuerzo
del ser humano para educarse en aquel maravilloso trance que llega a ser un
estado continuo del ser, se es capaz de vivir un acto de renuncia total por otro
u otros seres denominado AMOR.
Un acto de renuncia
llevado por AMOR siempre trae consigo más de una bendición tanto para el que
ama como para el que es amado. Éste, es un acto que deja al ser LIBRE, porque
además es un una acción que sólo se puede vivir en plena facultades de
consciencia de todo su SER.
Cuando el amor llevado
se vive bajo un estado de renuncia, deja espacio a otros seres o SER para que
pueda alcanzar su plenitud también experimentada bajo la consciencia de
libertad.
En conclusión, cuando
una persona puede experimentar el don de la renuncia a lo que se ama o a quién
se ama por más amor, es porque está bajo un estado de inspiración, de trance,
producto de un experiencia de meditación que finalmente llega a su punto
cúspide a través de la contemplación me muestra que, por encima de lo que el
hombre piensa y siente, siempre hay algo mejor.
Isabel Gómez
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