Para Ustedes, les regalo este
bello atardecer del Pacífico, que para mí me inspira el final de todo un
periodo en mi vida, con la esperanza del comienzo de uno nuevo, en donde seguirán cada uno de los mencionados
en este testimonio de gratitud en mi
mente y corazón al igual que las nuevas
personas que pasarán a seguir formando
parte de mi vida.
Hasta que las circunstancias nos
permita un nuevo reencuentro para con los que ahora quedan lejos de mi
nueva e incierta estancia. ¡GRACIAS!
Tras más de una década de estar
fuera de mi tierra, lejos de amigos, familiares y sobre todo de mi historia y
cultura, es tiempo de dar gracias por todo lo que Cataluña me ha aportado a
través de las diversas personas que me han tendido una mano en todo momento
para hacer posible mi integración a una cultura y tierra ahora especialmente
amada por mí así a las diversas circunstancias que me han enseñado a darle a la
vida, a la gente, a las cosas, a las circunstancias en general, una mirada
diferente.
Quiero agradecer, especialmente a
don Antonio Castell Durand y a su madre, doña Montserrat y a su hijos, Fireley
y Guiu, por haberme enseñado con su ejemplo de familia bien avenida a
plantearme otro estilo de comunicación, así como a amar a Cataluña a través de
las vivencias por ellos compartidas y sobre todo por las extensas, entrañables
y fructíferas tertulias sostenidas (muy enriquecedoras ellas), que me han mostrado
la cara amable de una tierra bella, rica en su naturaleza, con una extraordinaria riqueza arqueológica,
geográfica y sobre todo cultura e histórica.
Deseo también agradecer, a mi
apreciado doctor Josep Blanch y a todo el equipo de especialistas del Hospital
de la Esperanza que me han concedió un trato exquisitamente amable, humano, con
una calidad profesional excepcional que ha trascendido lo que he valorado como aquellas
que van más allá de sus obligaciones profesionales.
También a la doctora Albiarch, a
la doctora Sonia Martínez, a la doctora Meseguer, a Martha, a Pere, a Antoni,
entre otros profesionales del sector Sanitario de L’Hospitalet de Llobregat en
Barcelona, que han hecho posible que a día de hoy pueda ESTAR Y SEGUIR SIENDO.
Agradecer a todo este equipo
médico en general, la confianza depositada en mi persona, así como su confianza
en mi saber HACER.
Como no, me es imposible dejar de
mencionar a quién fue mi Director Espiritual y ahora mi padre espiritual, a
Monseny Ramón Mor, de la Parroquia de Santa Eulalia de la Provençana de
L’Hospitalet de Llobregat, porque ha sido el gestor final mi estancia en Perú.
A Mn. Ramón, mil gracias, porque, si me declaro creyente, Católica Practicante
y confieso que gracias al don de la fe, hoy puedo decir no sólo que mi vida es un
milagro, sino que además, el estar en Perú, es muestra de diversos milagros que
se han ido sucediendo uno tras otro al punto de haberme dado pie para concluir
un ciclo de mi vida con éxito, enriquecida con un sinfín de experiencias de las
que todas me han llevado a crecer y desarrollarme más a nivel humano así como
profesional. Mn. Ramón, ha sido quién con cariño y rectitud me ha sostenido
espiritual y porque no decirlo, humanamente en mi última etapa de mi estancia
en Barcelona.
En este espacio de GRATITUD, me es imposible,
dejar de mencionar a quienes por una etapa de mi vida fueran mi familia, como
son los Misioneros y Misionera Identes. A ellos, mil gracias por acompañarme
con su oración, con sus palabras de aliento en los momentos de agotamiento, por
transmitirme su confianza y cariño en incontables momentos, y, sobre todo, por
haberme dejado el sello de su CARISMA IDENTE, pese a que ya no sea misionera. Gracias
y pensamiento de Don Fernando Rielo,
fundador de los Misioneros y Misioneras Identes, a día de hoy creo fielmente en
mi Ángel de la Guarda, así como en los Ángeles Custodios, porque puede dar fe
de que en mi vida, cada día mi Ángel de la Guarda conjuntamente con el manto de
María Auxiliadora, me protegen, me cuidan y me guían por caminos inesperados en
los cuales he de dejar la seña de mi paso para continuar hacia otro lugar.
Si algo estoy descubriendo en
estos momentos, es que, como Católica, practicante, tengo una misión y este
testimonio es parte de él. Por ello, este espacio de gracias es casi ingrato
para quienes deje en el camino, ya que, en todo momento, he contado con el cariño
y acompañamiento espiritual a través de oración de entrañables amigos y amigas
del grupo Parroquial al cual en mi etapa juvenil pertenecí, como son: Margarita
Chilcón, Jorge Cordero, Cecilia Neyra, Martín Tantalean, Gianina Díaz, Norma
Olivera, Toño Ravina, Ra entre otros amigos.
Como no, también mencionar a mis
amigos y colegas siempre entrañables y leales en cada etapa de mi vida hasta
ahora transcurrida, como son Miryam Saavedra, Emma Peralta, Hugo Alacón, Miriam
Bautista, entre otros amigos que con su hacer profesional, siempre han tenido
para conmigo su confianza depositada para darme el ánimo y el aliento que en
momentos puntuales de la vida, cualquier ser humano puede necesitar, incluso yo
misma.
Gracias a una amiga especial que
con su excepcional calidad humana, me abrió las puertas de su hogar haciendo
que en mi etapa de mi estancia en Barcelona tuviese aquel calor de hogar, como
lo es María Elena Rodríguez así como Carmen Uzcate y su linda madre, doña Fina,
que con su cariño me han colmado siempre de alegría y esperanza.
Así mismo, agradecer a Delia, a
Nely y otros amigos y amigas que han hecho de una larga etapa de mi vida en
Barcelona un espacio grato, amable y sobre todo, mantenerme arropada ante
circunstancias adversas y en las gratas con más invitarme a saber disfrutar de
las gratas.
Como no, mencionar a un
entrañable amigo que con su peculiar forma de ser me condijo a una experiencia
psicoterapéutica exquisita en la experiencia de la conciliación con un ser
querido en donde, el ejerció del perdón y de la comprensión así como del poder
estar en el lugar de otro SER, me ha otorgado una mirada especial del mundo y
de muchos otros SERES, entre ellos, a mis seres más queridos. Me refiero a
Ernesto Carrión. Gracias por peculiaridad, te debo una.
Hay dos personas a quienes no
podré dejar de mencionar porque gracias a una de ellas, llegué a Barcelona, me
hizo de hermana, de amiga, de consejera y me abrió las puertas de su hogar y
con ello de casi parte de su intimidad como lo ha hecho Vivian Córdova Aylas y
su entrañable esposo Manolo Mendoza y sus padres: Juan y Manuela.
También a Ana Chu, quién ha sido
una amiga y lo seguirá siendo pese a la distancia que por ahora nos separa al
igual que a Martha Cecilia Cedeño Pérez y a toda su familia. También a ellas,
gracias.
Gracias a mis seres queridos por
su apoyo silencioso e incondicional del que recién ahora soy capaz de valorar,
de comprender, de compartir y cuidar.
He de señalar que, ahora con
calma y lejos de algunas tempestades circunstanciales, estoy agradecida incluso
a las mismas; porque de ellas he aprendido a reconocerme, a reencontrarme a
hacerme fuerte, pero sobre todo, a valorar en ellas y a través de ellas a cada
una de las personas que han formado parte de mi historia y que seguirán siendo
parte de la misma porque más que su actitud, puede en mí mi gratitud.
¡FINALMENTE, HE SIDO YO LA QUE HA
APRENDIDO!, ya no soy una sobreviviente, vuelvo a ser YO, puedo decir que HE
VUELTO.
A todos y a todas y cada una de
las circunstancias que me han abordado en Barcelona, gracias.
Ahora, ya me siento no sólo
peruana, sino también catalana, católica, y ciudadana del mundo, por ello, a
partir de hoy, mi blog, pasa a llamarse “Notas de Una Psicóloga”. Porque si
escribir es terapéutico, seré la primera
en poner en práctica y en compartir, como nos hacemos y rehacemos profesionales
entrenados como Psicólogos para ser excelentes profesionales y porque no, hasta
maestros.
Olvidar a don Josep Pàmies y a
quienes me condujeron a él, sería ingrato, puesto que por encima de las tareas
profesionales de cada uno de ellos, nos une el cariño muy acompañado del calor
humano que los hace entrañable.
A Elena Navarro, quién ha sido mi
amiga, hermana, madre y mentora, en todas las oportunidades que han surgido
después de habernos conocido. Para
Elena, mil gracias, porque su cariño, es impagable, no tiene precio.
También, deseo agradecer al
equipo de profesores de FOMENT en Barcelona por su gran capacidad profesional
para proporcionarme capacitaciones de alto nivel gracias a su cualificado
profesorado como es el caso de Nacho Jarne, Luz Marina Aguayo, entre otros
especialistas.
No puedo olvidar ni dejar de
mencionar a Ana Neuman que también me ha concedido gratos espacios de su tiempo
siempre plenos de cariño e íntima confianza. También para ti y todo tu equipo,
Antia, ¡Gracias!
Sólo me queda decir en general:
¡GRACIAS! Y si olvido a alguna persona,
le pido perdón, porque la memoria es a veces ingrata.
Isabel Gómez
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