La
experiencia de escribir como técnica psicoterapéutica, es íntima y se supone
que es privada. Sin embargo, cuando realizo talleres o trabajos de grupo, las
personas en vez de escribir exponen a través de su emocionalidad su estado o
estados de ánimo por los que está pasando, por lo que, dentro de un espacio
privado, la intimidad, pasa a ser compartida.
A
través de estas líneas deseo compartir la realidad de que, sí es posible llegar
a lo más hondo del propio ser a través de la escritura tal y como se llega en
algunos momentos a través de trabajos psicoterapéuticos dirigidos.
El
poder compartir un estado que es íntimo se consigue sólo si está bajo el flujo
de la serenidad, de la armonía interior, de un estado de generosa abundancia de
paz, sólo si está bajo un estado de continua contemplación como estilo de vida.
Es
fruto de la culminación (provisional), de un estado de realización personal
tras espacios de auténticos momentos de silencio interior.
El
compartir este resultado, es el compartir la posibilidad de que sí posible
traspasar la barrera del yo hacia un otro yo que pueda quedar impregnado de una
necesidad de situarse en un estado de armonía interior.
Para
quienes practican la escritura como técnica psicoterapéutica de desarrollo y
crecimiento personal pueden dar testimonio de que en su quehacer diario, dejan
su imprenta en otros seres y que son capaces de percibir el sello o la huella
que los otros también son capaces dejar en él.
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