sábado, 26 de octubre de 2013

DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS, SOY SU MILAGRO


Tras una gestación de alto riesgo tanto para la vida de mi madre como para la mía, la que no era segura en ningún momento que fuese viable por todos los intentos que el organismo de mi madre tuvo para abortarme y tras el exhaustivo cuidado que, con sacrificios dedicó para que llegase a tener vida, la tuve más que de manera prematura. 

Apenas seismesina ningún médico apostaba por mi vida, sólo mi madre.
Con órganos sin desarrollarse hasta los tres años, era el suplicio más amado y de emociones encontradas para ella.

Con todas las dificultades previas a mi nacimiento, con las complicaciones posteriores y, con la seguridad que le daban de que no viviría, mi madre, doña Julia Isabel Castillo Puccio, me encomendó al Señor de los Milagros, ante el cual todos los años como acción de gracias, visitábamos por cada año de vida que iba haciendo hasta que fui bautizada. Mientras, el llevar el hábito morado todo el mes de Octubre, se hizo parte de mi atuendo hasta pasados los tres años aproximadamente para posteriormente llevar sólo el cordón blanco que es signo de yugo y abstinencia para quienes no sólo creemos en el conocido también como el Cristo Morado, sino que, además, hemos sido bendecidos con un milagro, en mi caso: La Vida. 

Gracias a la fe de mi madre y a la voluntad de Dios Padre, sigo aquí, viva, cuando nadie daba ni un centavo por mi sobrevivencia y pienso que para lección de muchos, y muy a pesar de muchísimos, una vida que la vivo con la pasión propia que se me ha regalado como genéticamente y espiritualmente para hacer frente a las tempestades en el mundo y a las alegrías plenas que en éste podemos encontrar.



Por ello, estas líneas, se las dedico a mi madre, Julia Isabel Castillo Puccio, por haber tenido el valor de arriesgarlo todo por mí, por mi vida, por su fe constante y amplísima, por su amor al Señor de los Milagros.
También, son unas líneas de gratitud para con Cristo, quién, con su infinita misericordia infunde con su Santo Espíritu el sentido de gratitud a la vida para darle el valor que en ella en mí tiene y así jamás olvide, por qué he de luchar por ella en general y por la mía en particular.

Gracias amado Padre Celestial por permitirme hoy, dedicarte este testimonio de gratitud teniendo como inspiración al Señor de los Milagros y la memoria de mi amada madre.


María Isabel Gómez Castillo.
Fotografías realizadas por María Isabel Gómez Castillo 
Para más información acerca de la devoción pueden consultar: 

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