Sólo se puede perdonar si antes se ha sido capaz de
perdonarse a sí mismo.
Este acto de perfecto amor, sincero para con la
persona misma y para quién o quienes le rodean, es una acción conciliatoria que
lleva a experimentar la paz interior, fruto del equilibrio que en el Ser de la
persona se va forjando, madurando y creciendo.
Perdonar, es experimentar en primera persona la
acción misericordiosa hacia todos los que rodean a la persona. Es la
experiencia de saber cambiar la mirada demostrando ser capaz de ver a los demás
renovados, sintiéndose antes renovada ella misma.
El perdonar es una experiencia del saber ser
generoso más que con los demás, con uno mismo. Es una experiencia que entraña
saber dejarse llevar para ser el auténtico Ser que habita en sí.
Desde la
psicología, puedo comprender el acto de perdonar, como la capacidad que tiene
la persona de saberse reconciliada consigo misma, haciendo extensiva aquella
experiencia persona e íntima con el apreciar y valorar lo más bello que entraña
el Ser Humano en su infinito misterio.
María Isabel Gómez Castillo
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