He
tenido la fortuna de conocer y compartir con santos de nuestros tiempos,
aprender de ellos y ser sostenida con su ejemplo de vida en la mía, tanto en
las vicisitudes de la vida como reconocerlos y reconocerme en los gozos que la
misma es capaz de otorgar cuando se les quiere reconocer como tales.
Hay
quienes utilizan a la Iglesia como Institución para en ella generalizar
diversos comportamientos que aprecian en seres humanos, lo que poco
probablemente se pregunten es, ¿Son de verdad miembros de una Iglesia Viva que
es Santa y que a través del Evangelio, mediante el ejemplo de Jesús quién actúa
en nombre suyo por ser Dios y en el de su Padre por ser ambos UNO SOLO, quién a
su vez derrama su bendición y bautiza con el Espíritu del Padre, el Espíritu
Santo que, hasta antes de Él, sólo podía
otorgarlo Él, por ser quién era?
O, más
bien, ¿son sólo personas que, se valen de una Institución Santa para beneficios
propios haciéndose llamar cristianos, católicos y así, como los fariseos, tener
privilegios para trepar en la sociedad y alimentar su ego y soberbia con
apariencia de señores o señoras aparentemente respetables, cuando en el fondo
de ellos hay explotadores, terroristas, extorsionadores, ladrones,
oportunistas, tiranos, mentirosos, injuriosos, jugadores que sólo buscan su
propio lucro haciendo creer a los más indefensos así como a los más débiles en
la fe o personas que aún necesitan aún crecer más en el conocimiento del
Evangelio a través de la práctica del mismo en sus vidas con una adecuada
dirección espiritual no sólo a la que escuchen, sino en la que vean al Cristo
Vivo?
Hay
quienes les gusta darse de listos y se aprovechan de la ignorancia de las
personas sea incluso en la religión que sea para realizar todo tipo de abusos
dañando la imagen de toda una Institución, respetable y amada por quienes sí
comprenden, creen, viven y piensan desde la fe.
En el
libro de los Hechos de los Apóstoles, es en donde más referencias se hace a la
comunidad Santa, y como “Pedro, que recorría todos los lugares, visitó también
a los santos que vivían en Lida” (Hechos
9, 31b.); También podemos encontrar “Y dijo Pablo: “Juan dio un bautismo
para el arrepentimiento, pero invitaba al pueblo a que creyeran en el que
vendría después de él, y es Jesús” (Hechos 19,4)”. Lo que muchos olvidan en
estos tiempos una anécdota que se me ha quedado grabada en mi memoria, “Algunos
en vez de creer se endurecían y criticaban públicamente el Camino. Pablo
entonces se separó de ello y formó un grupo aparte con sus discípulos;” (Hechos
19,9), “Dios hacía prodigiosos extraordinarios por medio de Pablo” (Hechos19,
11a.”), No en vano hay diversos carismas y los auténticos santos de nuestros
tiempos acogen con humildad en su corazón la responsabilidad que para con el
mundo se les otorga, más aún en estos tiempos difíciles. “Por eso busquen de
entre ustedes a siete hombres de buena fama, llenos del Espíritu Santo y de
sabiduría, para confiarles ese oficio. Nosotros nos dedicaremos a oración y al ministerio de la palabra” (Hechos 6,
3-4)
Si la
persona desea vivir un estado de armonía interior, ésta ha de abarcar todas las
áreas y sobre todo, la honestidad como valor principal mostrándose en la
verdad, en la lealtad a los propios valores que rigen al ser hacia un crecimiento
y desarrollo auténtico así como una coherencia de lo que se és y se quiere ser.
Admítase
o no, el ser humano también tiene un
componente espiritual, además del emocional, físico, psicológico. Don Fernando
Rielo Pardal, (filósofo, metafísico, Fundador del Instituto Idente), en una de
sus frases señalaba: “Si tu corazón tiene huracanes, detenlos,… De no hacerlo,
devastarán tu vida”.
Al igual
que aquella preciosa roca que muestro en la primera parte de esta reflexión
personal (que es la que me ha inspirado lo redactado, conjuntamente con el
Evangelio y mi observar de conductas en seres anónimos, que actúan en la
cotidianidad), es a lo que estamos invitados a experimentar en nuestra vida,
así como aquel bello y sereno atardecer del Pacífico Sur, para tener nuestra
vida en calma en medio de las adversidades, responsabilidades, trabajo o todo
aquello que se presente como señal de alerta que vaya a irrumpir en un estado
de paz interior.
María
Isabel Gómez Castillo
Fotografías de
María Isabel Gómez Castillo
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