miércoles, 19 de marzo de 2014

COHERENCIA DE VIDA II


He tenido la fortuna de conocer y compartir con santos de nuestros tiempos, aprender de ellos y ser sostenida con su ejemplo de vida en la mía, tanto en las vicisitudes de la vida como reconocerlos y reconocerme en los gozos que la misma es capaz de otorgar cuando se les quiere reconocer como tales.

Hay quienes utilizan a la Iglesia como Institución para en ella generalizar diversos comportamientos que aprecian en seres humanos, lo que poco probablemente se pregunten es, ¿Son de verdad miembros de una Iglesia Viva que es Santa y que a través del Evangelio, mediante el ejemplo de Jesús quién actúa en nombre suyo por ser Dios y en el de su Padre por ser ambos UNO SOLO, quién a su vez derrama su bendición y bautiza con el Espíritu del Padre, el Espíritu Santo que, hasta antes de  Él, sólo podía otorgarlo Él, por ser quién era?


O, más bien, ¿son sólo personas que, se valen de una Institución Santa para beneficios propios haciéndose llamar cristianos, católicos y así, como los fariseos, tener privilegios para trepar en la sociedad y alimentar su ego y soberbia con apariencia de señores o señoras aparentemente respetables, cuando en el fondo de ellos hay explotadores, terroristas, extorsionadores, ladrones, oportunistas, tiranos, mentirosos, injuriosos, jugadores que sólo buscan su propio lucro haciendo creer a los más indefensos así como a los más débiles en la fe o personas que aún necesitan aún crecer más en el conocimiento del Evangelio a través de la práctica del mismo en sus vidas con una adecuada dirección espiritual no sólo a la que escuchen, sino en la que vean al Cristo Vivo?

Hay quienes les gusta darse de listos y se aprovechan de la ignorancia de las personas sea incluso en la religión que sea para realizar todo tipo de abusos dañando la imagen de toda una Institución, respetable y amada por quienes sí comprenden, creen, viven y piensan desde la fe. 


En el libro de los Hechos de los Apóstoles, es en donde más referencias se hace a la comunidad Santa, y como “Pedro, que recorría todos los lugares, visitó también a los santos que vivían en Lida” (Hechos  9, 31b.); También podemos encontrar “Y dijo Pablo: “Juan dio un bautismo para el arrepentimiento, pero invitaba al pueblo a que creyeran en el que vendría después de él, y es Jesús” (Hechos 19,4)”. Lo que muchos olvidan en estos tiempos una anécdota que se me ha quedado grabada en mi memoria, “Algunos en vez de creer se endurecían y criticaban públicamente el Camino. Pablo entonces se separó de ello y formó un grupo aparte con sus discípulos;” (Hechos 19,9), “Dios hacía prodigiosos extraordinarios por medio de Pablo” (Hechos19, 11a.”), No en vano hay diversos carismas y los auténticos santos de nuestros tiempos acogen con humildad en su corazón la responsabilidad que para con el mundo se les otorga, más aún en estos tiempos difíciles. “Por eso busquen de entre ustedes a siete hombres de buena fama, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, para confiarles ese oficio. Nosotros nos dedicaremos a oración  y al ministerio de la palabra” (Hechos 6, 3-4)


Si la persona desea vivir un estado de armonía interior, ésta ha de abarcar todas las áreas y sobre todo, la honestidad como valor principal mostrándose en la verdad, en la lealtad a los propios valores que rigen al ser hacia un crecimiento y desarrollo auténtico así como una coherencia de lo que se és y se quiere ser.

Admítase o no,  el ser humano también tiene un componente espiritual, además del emocional, físico, psicológico. Don Fernando Rielo Pardal, (filósofo, metafísico, Fundador del Instituto Idente), en una de sus frases señalaba: “Si tu corazón tiene huracanes, detenlos,… De no hacerlo, devastarán tu vida”. 


Al igual que aquella preciosa roca que muestro en la primera parte de esta reflexión personal (que es la que me ha inspirado lo redactado, conjuntamente con el Evangelio y mi observar de conductas en seres anónimos, que actúan en la cotidianidad), es a lo que estamos invitados a experimentar en nuestra vida, así como aquel bello y sereno atardecer del Pacífico Sur, para tener nuestra vida en calma en medio de las adversidades, responsabilidades, trabajo o todo aquello que se presente como señal de alerta que vaya a irrumpir en un estado de paz interior. 


María Isabel Gómez Castillo


Fotografías de María Isabel Gómez Castillo

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