Una de
las riquezas que tiene consigo el
compartir a través de la comunicación cuando de ésta se realiza una buena
praxis, es el que genera un espacio para compartir y a través de ella crecer.
¿Qué es
lo que se puede compartir?
Las
opciones son infinitas. Desde una reunión social que sea de camaradería en
donde cada uno exponga sus experiencias personales, profesionales, necesidades así como el que se convierta en soporte
emocional ante una situación puntual o persona determina.
La
importancia de generar espacios para compartir y a través de ellos el poder
comunicarse, es el que genera momentos entrañables en donde las expresiones y
manifestaciones de respeto, cariño, solidaridad fortalecen vínculos
incondicionales abiertos a intercambios de futuras acciones conjuntas para el bien común
tanto de los que participan como de otros beneficiarios. Es un punto en donde
las ideas fluyen, la creatividad toma poder y compromiso consciente para hacer.
Este
compartir, requiere antes que todo que la persona sea consciente de sí misma en
cada acción que realiza, sincera, honesta y leal a sus propios principios y
valores que serán los que terminen enriqueciendo al grupo y las acciones que se
deriven de éste.
Generalmente
se desarrolla dentro de un ritual en donde la armonía, la serenidad invita en
medio de un espacio abierto a pasar por una experiencia íntima, personal, de
acogida, cálida, incluso que deja la sensación de que las palabras sobrasen
dado los hechos, las circunstancias que se experimentan.
Uno de
los espacios que me invita a experimentar esta sensación por ejemplo, es uno de
los locales de mi amiga estilista Pina Márquez de Epina Coiffure.
Es un espacio al que denomino mi espacio de terapéutico en donde el buen trato
de su personal, de ella misma y sobre todo, del ambiente que genera se
constituye en un espacio relajante, de desconexión de la mente de problemas, de
situaciones complejas, para pasar a sentirse en un estado de libertad incondicional.
Sé
perfectamente que experiencias como ésta, también se puede tener en otros
espacios o actividades
tipo campamentos, espacios de oración, reencuentro con amigas del colegio. Sólo
que, este espacio, aparentemente bullicioso, ruidoso, pleno de ajetreo laboral
consigue a través de su personal y de la actitud que ellas tiene para con sus
clientes y del deleite de su trabajo dejar desde una experiencia bien humana un
estado emocional rehumanizado así como renovado y ello, siempre es de
agradecer.
Mi
pregunta, ¿En cuántos lugares que no sean públicos, bulliciosos, que no generen
desprendimiento de adrenalina, se consigue un estado como en el espacio del que
les describo?, Seguro que cada uno tiene el suyo. Yo invito al mío.
Pina y
equipo de trabajo, gracias por ser amigas, por vuestra acogida y continua
compañía.
De la
misma manera, deseo agradecer especialmente a mi entrañable amiga Vivian quién,
pese a su apretada agenda pudo recibirme en su corta estancia en Lima, así como
a mi entrañable amiga Carmen y su madre Fina quienes residen en Barcelona.
María
Isabel Gómez Castillo
No hay comentarios:
Publicar un comentario