La responsabilidad de los profesionales que realizamos diagnósticos en el ámbito de salud mental es de gran responsabilidad.
Cada vez que se me permite y surge la ocasión de aclarar cuál es la parte de mi trabajo, me veo en la necesidad de invitar a los padres de familia que exijan en caso de dudas un segundo diagnóstico con un exhaustivo diagnóstico diferencial por parte de colegas y profesionales afines, ya que me estoy encontrando con diversas negligencias en el abordaje de tratamientos en los que se dan falsos diagnósticos.
En especial, estoy detectando que en el caso de menores, se les están otorgando diagnósticos que incompletos, falsos, o descartando realidades en su área de salud mental que conlleva a la negligencia profesional por omisión en el servicio de la asistencia sanitaria correcta y necesaria para ellos.
Observo a padres confusos, preocupados pero a la vez, bloqueados emocionalmente que, casi paralizados por lo que se la indicado, tardan o dudan en sus tomas de decisiones para el bienestar de los menores.
También me estoy encontrando con una realidad como en la que, personas no cualificadas, con todo el desparpajo que en ellas llevan de desequilibro emocional, emitan juicios de valor calificando a menores y a otras personas con supuestas etiquetas que se corresponden al rubro de diagnóstico en el ámbito de salud mental para que éstos sean motivo de discriminación, humillación y trato vejatorio en la persona que lo padece sin que las autoridades tomen ninguna medida al respecto.
En especial, estoy detectando que en el caso de menores, se les están otorgando diagnósticos que incompletos, falsos, o descartando realidades en su área de salud mental que conlleva a la negligencia profesional por omisión en el servicio de la asistencia sanitaria correcta y necesaria para ellos.
Observo a padres confusos, preocupados pero a la vez, bloqueados emocionalmente que, casi paralizados por lo que se la indicado, tardan o dudan en sus tomas de decisiones para el bienestar de los menores.
También me estoy encontrando con una realidad como en la que, personas no cualificadas, con todo el desparpajo que en ellas llevan de desequilibro emocional, emitan juicios de valor calificando a menores y a otras personas con supuestas etiquetas que se corresponden al rubro de diagnóstico en el ámbito de salud mental para que éstos sean motivo de discriminación, humillación y trato vejatorio en la persona que lo padece sin que las autoridades tomen ninguna medida al respecto.
El qué está pasando actualmente en el abordaje de los diagnósticos, lo desconozco.
En el cómo se están formando a las nuevas generaciones de profesionales que han de estar optimamente cualificados para diagnosticar, también lo desconozco.
Sólo puedo señalar que, la crisis de valores, también está afectando a colegas y otros profesionales de quienes depende otorgar un servicio de calidad en pos de procura la protección de seres vulnerables como los usuarios de los servicios catalogados como área de salud menta.
En el cómo se están formando a las nuevas generaciones de profesionales que han de estar optimamente cualificados para diagnosticar, también lo desconozco.
Sólo puedo señalar que, la crisis de valores, también está afectando a colegas y otros profesionales de quienes depende otorgar un servicio de calidad en pos de procura la protección de seres vulnerables como los usuarios de los servicios catalogados como área de salud menta.
María Isabel Gómez Castilo
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