Fuiste Piedra sobre Piedra,
y constancia de la historia.
Fuiste granito
refundido, clavado
en vientres de arena y
tierra fija,
simulando rostros amorfos
con los que espantar al
maligno,
quién,
simulando el eco de voces
vírgenes,
extasiaban a ángeles
de almas puras,
para cobrarlos como ofrenda
por el consumo de tanta
belleza.
,
Fuiste loma amarilla,
y colores variados.
Tus laderas
de verdes intensos,
aguardaban expectantes
a seres de luz,
con fragancias
embriagadoras.
Mientras,
ojos de buitres infames,
de rabo, cuernos y trinchos,
te anhelaron
hasta liquidarte.
De tus aires puros,
se deleitaron vientres
que no eran los tuyos,
vientres,
que engendraron
especies inhumanas,
de almas
sedientas de muerte.
Ahora,
de ti solo quedan,
siluetas desnudas
que imploran compasión,
por si de casualidad
un alienígena
te revive,
entre las memorias reposadas
que ante el cansancio de la
vida,
postergan el recordarte.
Ni mi imaginación
puede reproducir tus
manantiales,
ahora áridos
en mi mirada estupefacta,
que dejan mis ojos secos
ante tus llagas.
¿Volverás a ser tú alguna
otra vez
Hermosa montaña?
¿Volverás a ser Picapiedra?
¡Dime!,
¿cómo sanar tus heridas,
desde el silencio
con el que corroes mi
consciencia
y enfureces mi alma?
¿cómo revisto tus campos
ante catastrófica desnudez,
mitigada por sonoros
estruendos
que hacen desfallecer aún
más tu seno
como si fuesen rayos
lacerando aún más tu ser ?
¿Cómo revertir el tiempo
sin soñarte
para sólo verte?
Porque fuiste,
madre,
cuna,
albergue y hogar.
Silencio y tiempo.
Canto, llanto
y vida.
Fuiste:
Mucas, Zorrillos,
Murciélagos y Lechuzas.
Águilas y Aves legendarias.
Fuiste,
caminos pre Incas,
leyendas
e historias contenidas
en las sobrias paredes de
tus Cuevas.
Porque,
sólo fuiste.
Y en tus entrañas,
contuviste secretos
que sólo tu mudez guarda,
sin lágrimas que te rieguen
ni vientos que te acaricien.
Desnuda quedas ante mi ser,
sin más secretos,
sin más historias.
Por eso:
¡Cuéntame
durante mis sueños
tus historias,
y revélame tus secretos!
Inspírame
entre susurros,
todo lo que fuiste;
mientras las tenues nubes
que te envuelven,
se llevan mi frustrado grito
amargo.
Permíteme que te musite.
Ahora duérmete.
Descansa tu agitado trajinar.
Robustece tus escuálidas siluetas,
que aún soportan mi estupor
y abrázame con tus brisas de
paz,
mientras continuas clamando Vida
a la vida.
Porque fuiste,
Mucas o Zarigüeyas,
Zorrillos, Murciélagos y Lechuzas,
signos de historias,
y techo de refugiados
extinguidos.
María Puccio
Fotografía de María Puccio
Dedicado, a las montañas de Picapiedra, en Pachacámac y como gratitud a los amigos que estas tierras habitan.Gracias por confiarme parte de vuestra historia y despertar mi interés e imaginación.
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