lunes, 29 de enero de 2018

La Poza de la Arenilla, ecosistema vulnerable por las agresiones humanas...


Letreros de la vergüenza. Los que son en el Humedal y que no hay autoridad alguna que los haga cumplir.
395.00 soles de multa por entrar en el Humedal (Posa de la Arenilla) Ord. 002-2015 MDLP/ALC

989.50 soles por agredir a las aves (lanzarles piedras) Ord. 002-2015 MDLP/ALC

La ordenanza municipal, que reconoce esta zona como "Zona Reservada de Protección Municipal", de acuerdo al Consejo Nº 11/99/MLDP del 20 de Mayo de 1999.

En un documental que consta con el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=tb01NM-lFtI  , aún constaba algunos paneles informativos que ya no está en el Humedal en el que se prohíbe la pesca, el remo y el encender fuego. ¿En qué ha quedado los letreros y la exigencia del cumplimiento de esta ordenanza que en ellos constaban?

4% de UIT por realizar actividades en el interior del área ecológica. 
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El Humedal denominado “La Poza de la arenilla”, situado en el distrito de la Punta, Callao, en Perú, constituye un frágil y vulnerable ecosistema marino, al que bien se le puede considerar como un santuario de aves marinas, por la numerosa cantidad de aves que en ella reposan, en especial, los Gaviotines pata negra, y  resto diversidad de aves migratorias que otorgan a este lugar una riqueza paisajística con un ecosistema excepcional.

Es una interesante reserva de aves marinas algunas de ellas migratorias y de otras residentes, gracias a la biodiversidad en cuanto a su flora, fauna y especies microscópicas las que constituyen el sustento alimenticio de éstas vulnerables residentes.

Parte de sus habitantes, son especies catalogadas como especies en serio riesgo de peligro extinción según algunas escasas publicaciones que existen sobre este espacio natural.

Supuestamente, para proteger este espacio marino y el ecosistema en él creado, existe una ordenanzas municipal que sancionan el invadirlo sin permiso, así como el agredir a las especies que ahí lo habitan. Así, mismo, existen supuestas sanciones por contaminar dicho espacio.

Estas ordenanzas municipales, constituyen el hazmerreír de muchos visitantes, que  se las pasan por alto invadiendo el Humedal sin restricción ni sanción alguna, dada la ausencia de autoridades que velen por el cumplimiento de estas ordenanzas.



El pasado 14 de enero,  un sujeto atravesó el Humedal de cal a canto espantando la totalidad de las aves. Se quedó en el lugar por unos quince minutos aproximadamente. 
De casualidad, pasó un agente Municipal motorizado el que, también transgrediendo la norma Municipal (supongo que porque no se les solicita en su selección para el puesto de trabajo, que conozcan éstas), atravesó el Humedal para dar alcance al sujeto que la había invadido y que estaba siendo increpado por diversos vecinos de la zona, por su actitud. 
Preguntando a algunos de ellos sobre este tipo de comportamiento, indicaron que era habitual, sobre todo los fines de semana, y que nunca había nadie que atendiese a su llamado. 
En ese momento, se llamó a un número que un vecino facilitó del servicio de Serenazgo, al que se obtuvo como respuesta, de que el número al que se marcaba, era inválido. 
Otros, indicaron llamar a la policía, la que nunca se hizo presente. 
Finalmente, el Agente Municipal, volvió sobre sus pasos, indicando de que no había podido identificar al sujeto porque éste no se había querido identificar y que se negaba a abandonar la zona, de que si queríamos, que nos acercáramos a una oficina de Medioambiente a presentar ahí la queja, ya que ellos, la harían llegar al área municipal para la gestión correspondiente.¿Era el hecho?, o ¿El hecho es de que aquellas aves, no sean molestadas y de aquel ecosistema, no vaya a ser dañado poniendo en riesgo a las especies que la habitan?


Entrevistando a vecinos, la sensación que se recogió, fue de impotencia, tanto hacia el maltrato que padece dicho ecosistema, las aves y los diversos actos vandálicos que se han de soportar en aquel espacio sin que haya autoridad alguna que consiga poner un orden. 

En aquel día, aquel hecho, sólo fue uno de los tantos que pude observar. 
Personas cruzando el Humedal a diversas horas del día, en solitario o en grupo para llegar a los peñascos o quedándose en él a la bora del mismo. 
Hubieron jóvenes que, por diversión les lanzaban piedras a las aves para que alzaran vuelo, otros, pegaban fuertes silbidos para lo mismo o emitían fuertes palmas para el mismo efecto. 
En aquella ocasión, habían unos señores que vestían unos polos rojos que los identificaban como trabajadores municipales. Pregunté a varios de ellos del cómo se podía hacer para impedir dicho maltrato a las aves y el ecosistemas. La respuesta, fue contundente y unánime: presente su queja al área de Medioambiente que ellos la harán llegar al área municipal que le toca gestionar, "yo sólo he de vigilar que las personas no entren en este espacio que a mí me tienen asignado".
Por otro lado, un señor del mismo grupo de trabajadores que supuestamente tenía que vigilar que no entrasen en las Poza, señalaba: "yo soy sólo para ese tramo y todo lo que hay detrás. He de velar de que no lancen basura, de que no pisen el césped pero no puedo impedir de que entren a la Poza, no sé cómo evitarlo, porque no puedo abandonar estas otras funciones. Pero si lo desea, puede acercarse a poner su queja en la oficina de Medioambiente que la harán llegar a la Municipalidad.
La supuesta oficina de Medioambiente, cerrada (por lo menos a las 9:30 horas), ninguna persona que haga eficaz el cumplimiento de la ordenanza Municipal  Nº 11/99/MLDP del 20 de Mayo de 1999.
En conclusión, una paraje idílico, para ser considerado un Santuario de aves marinas migratorias y locales, y nadie que las proteja del maltrato que padecen pese a ordenanza municipal 02-2015 MLDP/ALC.
Dicha escena, duró poco más de media hora sin que nadie hubiese poner solución a las situaciones que después se sucedieron. 


El pasado 27 de enero, además de lo que ya mencionado sobre las observaciones realizadas en el Humedal y contra este ecosistema, desde una de las barcas que acercan a turistas a la orilla de la misma, para observar a las aves (cuando ésto supuestamente no se puede realizar), con sonidos, consiguieron espantarlas.
Las agresiones que reciben estas aves en este recinto supuestamente protegido, es incontable.
Las fotografías que a continuación presento, es una secuencia bajo el mismo hecho. No quedó zona en la que las aves se quedasen; volaron espantadas desde todos los extremos de la Poza, además, sin que pudiesen posarse tal y como volvían ya que la barca, seguía sin moverse de aquel lugar, mientras las aves planeaban buscando volver a su hábitat. 
Dicha escena, duró poco más de 15 minutos sin que nadie pudiese hacer nada más que observarla (algunos, con impotencia). 








Preocupante, que las aves que ya son residentes de esta hábitat, se acostumbren a depender de las acciones de los pescadores para alimentarse. 




Los actos vandálicos hasta este frágil ecosistema, son innumerables.
Aves muertas:


En éste último paseo que realicé a ella, me encontré con un Cormorán muerto a la rivera de supuestos miradores de este paisaje. También, me encontré con una Gaviota muerta, también a la bora del mirador más concurrido. Observé, platos, vasos descartables, bolsas, botellas de plástico, tapas, entre otros restos que no llegan ahí portados por la mar, sino, que caen o se lanzan en la supuesta zona protegida.
En mis anteriores visitas, observé que el lugar en sí, está (no a la mano de Dios), sino en el olvido del hombre, es decir, de las autoridades y entidades, que les corresponde gestionar y velar por el óptimo cuidado de este ecosistema y garantizar para sus habitantes el preservar su especie.
Días después.

De las veces que me he acercado a este espacio hermoso, relajante, he tenido la oportunidad de cruzar impresiones con algún que otro visitante extranjero que apenados, señalan que en Perú, no sabemos valorar lo que tenemos. Que no somos conscientes de lo que tenemos en frente (refiriéndose a la este interesante ecosistema) y mucho menos, responsables. Que lo que ellos veían de lo que pasaba en aquel lugar, en sus países, no sucedía así.

El regalo que da este hermoso y vulnerable ecosistema, denominado  Humedal “La Poza de la Arenilla”, es el ver miles de aves. Algunas, incluso, que pasan una sola vez, y que si se ven, no se volverán a ver más, como me ha pasado (el ver tres especies de aves en visitas diferentes y, que no he vuelto a ver más). Que han sido sólo una especie, de cuyo registro, ningún profesional especializado en el tema, tomó nota.




No consta en registro actualizado el tipo de aves que habitan aquel espacio y en qué temporadas del año, ni el número de las mismas. No constan, las que ya han formado colonia en aquel Humedal. 
Lo que he podido observar es una colonia significativa de Gaviotines pata negra, unos cuantos pocos de miles, una colonia de unos 22 Pelícanos (el conteo tras mi última visita dada que en las anteriores, vi sólo 12) y de unos 20 Cormoranes. 
Este espacio, sigue presentando retos.

El reto principal: el que las administraciones consigan organizarse y trabajar de manera conjunta para hacer efectiva el cumplimiento de la ordenanza municipal en pos del cuidado que merecen las especies marinas que se desarrollan en este hábitat, que constituye un rico ecosistema que merece perpetuarse en tiempo y espacio. 


La naturaleza, así como las aves que anidan en este hermoso paraje marino, no entienden de gestiones públicas, ellas, sólo se dejan llevar por su instinto y necesidades, y, si requieren de un lugar de reposo, y en él aprendieron que lo podían conseguir, si son aves migratorias, volverán; si son aves residentes, entonces, nos corresponde el conservarlos el espacio que requieren para su sobrevivencia, sin que los humanos les transmitimos nuestras enfermedades ni las arriesguemos en cualquier tipo de contaminación que se extienda a otras especies marinas y las expongan a mayor riesgo del que ya tiene a través de la pesca comercial.

Urge una óptima gestión de este espacio.

Es imprescindible, de que se sensibilice a través de los diversos medios de comunicación, de la importancia de esta reserva de la biosfera, aunque sea con los estudiantes del área de la universidad de la zona, como lo es, la Universidad del Callao, reconociéndoles a los voluntarios su función con resoluciones que les acrediten su labor, sólo por poner un ejemplo.

Es necesario, que se presenten más avisos de la/las ordenanzas municipales y de las multas que estas conllevan de incumplirlas en caso de darse.

Crear rondas de voluntarios conectados con los servicios que sí tienen la potestad de llevar a ejecución estas ordenanzas municipales, también con el debido reconocimiento.
Gestionar un turismo responsable hacia éste entorno.

Que los  pescadores que accedan a aquellas peñas, estén autorizados previa debida capacitación y haber demostrado comprender la importancia de dicho ecosistema y comprometerse al cuidado de ella, pudiendo ser, eficaces aliados antes el cuidado del acceso a la Poza, desde el área en la que ellos pescan, acción que puede ser extensible a los propietarios y administradores de las barcas que realizan el recorrido por aquellas aguas.

Las vistas a las que se pueden tener acceso en este hermoso paraje marino, son hermosas, pero tenemos la responsabilidad de que éstas fluyan según los movimientos naturales el ecosistema propono. 





Isabel Gómez

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