Mi
devoción hacia San José, surge hacia el
2005 aproximadamente, gracias a la
invitación de los hijos e hijas de Don Fernando Rielo, quien
les inculcó el amor a uno de los miembros de la Sagrada Familia por todas las virtudes
que a través del Evangelio Dios Padre le
inspiró.
Con
el paso del tiempo, he aprendido a unirme
a este amor y devoción con intenso cariño, ya que en él, encuentro uno de los personajes más místicos que me puedan invitarme a vivir
en oración contemplativa, gracias a la vida
en silencio que inspira a experimentar.
Sólo
bajo el silencio interior era posible escuchar la voz del Padre manifestada a
través de “El Ángel del Señor” cuando “se le apareció” Mt.1,20 También sólo bajo aquel silencio interior le fue
posible escuchar el mensaje que se le enviaba: “no tengas ningún reparo de
recibir en tu casa a María, tu mujer…” Mt. 1,20
Sólo
un Ser orante comprende en pocas palabras su misión y se acoge sin
cuestionamiento alguno a la fuerza que recibirá para emprender sin temor la
misión encomendada.
Siento
en esta fracción del Evangelio de Mt. 1, 19-24 al ser sigiloso que vive la
obediencia absoluta con extremo amor
para complacer a su Dios,
nuestro amado Padre Celestial.
Sólo
un hijo creado y soñado por su Padre puede ser considerado “hombre justo” Mt.1,
19 por sus acciones, que dejan al Padre
la certeza de ser correspondido en su amor al extremo de confiarle lo más
sagrado que podía confiar al hombre: su único Hijo y a Él
mismo y a la mujer que lo llevaría en su vientre.
El
Evangelio habla muy poco de San José.
Intuyo
que su vida discreta, lejos de toda fama, lo recoge en la historia en apenas unas líneas que indican el Ser sigiloso
que hubo en él, tal y como se aprecia en Mt. 1, 24 “Cuando José
despertó del sueño, hizo lo que le había
mandado el Ángel” porque además, ya había tomado la decisión “no denunciar a
María” Mt. 1. 19
El
contemplar la imagen física que se ha recogido de San José a largo de este
tiempo, personalmente me enternece.
Expresado
como un hombre transparente de mirada
serena, que imprime autoridad casi sin palabras, con expresión presta a recibir
responsabilidades como lo es llevando en brazos a un niño que a su vez lleva en su mano el mundo con
aparente signo de liviandad y alegría, mientras San José le atiende con tierna mirada, sujetando como contraparte a
la fortaleza de seres orantes, la fragilidad de un lirio que requiere preciado
cuidado para mantenerlo intacto como se deduce desde el Evangelio que mantuvo a
María Madre, me impresiona.
Es
tal la impresión, que me conmueve inspirándome el amor paternal visible para
los nosotros los humanos, que nos deja constancia de que amar sin reparos y
hasta el extremo es posible, tan
posible, como vivir en oración desde el silencio de la
mente para permanecer en la obediencia divina.
Feliz
día de San José, ejemplo de padre.
Feliz
día del Padre, bajo la figura de San José que el Evangelio inspira de lo que ha de ser un padre: ser
vigilante, responsable, de palabra, que
invita a vivir el amor extremo desde el desprendimiento y renuncia personal con
trabajo, esfuerzo, cariño, misericordia, prudencia dando sentido a la vida para bien de la humanidad.
También en el Evangelio de San Mateo 2, se encuentran rasgos de significativos de San José, sobre todo resalto el rasgo de la contemplación tras un silencio absoluto para ser capaz de escuchar la voz del Padre, y en absoluta obediencia realizar lo que el Padre Celestial le indica a través de su ángel: "Levántate; toma al niño y a su madre y huye a Egipto. Quédate allá, hasta que te diga porque Herodes, va a buscar al niño para matarlo. Mt. 2, 13
Este signo de meditación es tan valorado, que, incluso, nuestro Santo Padre Juan Pablo II, quién era devoto de San José, ha dejado una meditación dedicada a él en la exhortación apostólica Redemptoris Custos, "Custodio del Redentor"
En este día especial, siento y pienso que, los padres tienen la invitación constante la que en ocasiones se vive como un reto que es la de custodiar a sus hijos, teniendo como ejemplo vivo de justo, santo y amante custor, a San José.
También en el Evangelio de San Mateo 2, se encuentran rasgos de significativos de San José, sobre todo resalto el rasgo de la contemplación tras un silencio absoluto para ser capaz de escuchar la voz del Padre, y en absoluta obediencia realizar lo que el Padre Celestial le indica a través de su ángel: "Levántate; toma al niño y a su madre y huye a Egipto. Quédate allá, hasta que te diga porque Herodes, va a buscar al niño para matarlo. Mt. 2, 13
Este signo de meditación es tan valorado, que, incluso, nuestro Santo Padre Juan Pablo II, quién era devoto de San José, ha dejado una meditación dedicada a él en la exhortación apostólica Redemptoris Custos, "Custodio del Redentor"
En este día especial, siento y pienso que, los padres tienen la invitación constante la que en ocasiones se vive como un reto que es la de custodiar a sus hijos, teniendo como ejemplo vivo de justo, santo y amante custor, a San José.
María
Isabel Gómez Castillo
No hay comentarios:
Publicar un comentario