Tus lágrimas, me volvieron a la
consciencia,
a la cárcel del tiempo y del vicio,
a la soledad de la memoria
a la condena de la existencia.
Presenciaste mi inusual partida,
de la que me arrancaste
para definitivamente sentenciarme.
Nuevamente, ¡sólo fuiste promesa!,
ronzal en el límite
del aroma y romance,
en mi extenuada fragancia.
Hoy,
a la vida clamo, ¡vida!
y me queda tu ausencia
con tu partida,
hasta la espera de tu anhelada llegada.
María Isabel Gómez Castillo
Lima 2'16
Fotografía de María Isabel Gomez Castillo
Lima 2'16
Fotografía de María Isabel Gomez Castillo
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