sábado, 15 de noviembre de 2014

DIVINO NIÑO JESÚS



El pasado 08 de Noviembre, se celebró la fiesta de Jesús,  bajo la advocación del Divino Niño Jesús.

Señalo, que, mi veneración se  afianza ante experiencias personales, humanas, profesionales, que me invitan a reflexionar así como a implorar la necesidad de retomar la inocencia en las relaciones que hemos de tranzar constantemente con nuestros semejantes, procurando que éstas, sean precedidas por la visión inocente que las personas podemos y  debemos realizar, ya que a ello también estamos invitados así como a vivir bajo el amor misericordioso de nuestro amado Padre Celestial, que nos ha de llevar en  primer lugar a  dar un voto de confianza a nuestros hermanos o prójimo y, si la o las personas en su respuesta, se alejasen de lo que es amar la vida en pos de la paz y reaprender a vivir la auténtica felicidad que viene dada del ejercicio del verdadero amor  en cada acción realizada, entonces, recién poder tomar decisiones acorde a la ética, moral que rige a el Ser de la persona.

También me quedo con la agilidad mental que el Evangelio presenta de Jesús Niño, para resolver con autoridad situaciones diversas tal y como se aprecia en Lucas 2, 41 – 52.

Me quedo con la sencillez de su lenguaje corporal, verbal, integral para saber llegar a las mentes de sus semejantes en su aspecto humano, siempre expresándose bajo el soplo de la Voz y la Autoridad sutil del Padre.
Si las persona nos rindiésemos a vivir con sencillez de corazón y serenidad  situaciones para las que hemos sido creadas, alejando todo aquello que nos deja en estados  espesos, oscuros en nuestro ser, a mercedes de pensamientos y emociones negativas que trastocan percepciones, sensaciones y situaciones diversas, que restan paz interior y posibilidad de vivir un auténtico estado de felicidad (propia de los santos que viven amando), es decir amar la vida y vivir para amar, y así  optar por realizarnos de manera constructiva, positiva, optimista, para que ser capaces de convertir fases complejas e inesperadas de la vida, necesarias para  aprender, crecer, desarrollarnos, así como vivir en el silencio de la mente,  que permita un convivir con un alma sosegada que permite tener visión para accionar bajo la inspiración del Santo Espíritu del Padre.

Agradezco al pueblecito colombiano denominado  Niño Jesús, de donde se origina la advocación a Cristo Jesús, en su  estado de Divino Niño, tras haber  sido bendecido por Dios Padre con los milagros otorgados ante las imploraciones que con fe y devoción le dirigieron con esta imagen en andas. Ellos,  con su fe, abrieron una puerta más para poder venerar y  adorar a nuestro  Dios vivo a quién estamos  a llamados e invitados a mantener así en nuestro corazón, el que se ha de mantener cual templo, siempre listo, limpio y presto, para vivir con fe, la esperanza y la caridad.

Gracias mi Divino Niño Jesús, por  recordarme que de  cada acción busque arrancarte sonrisa  con la  esperanza y certeza  de que si caigo, estarás ahí para sostenerme.

Bendito  y alabado sean, Divino Niño Jesús.





María Isabel Gómez Castillos.

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