miércoles, 26 de noviembre de 2014

SEGUIMIENTO DE VIDA


Me gustaría decir que, el jardín de mi casa es particular, pero ni es mi jardín y no tengo casa. 

Lo que sí puedo es tener un sueño cumplido como es el tener unas cuántas plantas autóctonas que son de las pocas cosas que me recuerdan que estoy en Perú. 

Me regalaron estas sábilas o alóes vera, y desde entonces, observo con su desarrollo con mimos los que me son retribuidos con imágenes preciosas, plenas de vida que me alegran el día, que abren la puerta a la esperanza de un cotidiano día a la espera de que, flores de especies preciadas, vuelva a alegra un rincón de un jardín. 

María Isabel Gómez Castillo 



Han sido muchos años de espera para ver crecer una de las  tantas plantas peruanas que la  generosa tierra de mi jardín, ahora acoge. 

Me la regalaron desde pequeña, casi bebé.

Conocida como Sábila o Aloe Vera, me ha brindado la oportunidad de tener nuevas experiencias y sensaciones que me han llevado  una vez a ejercitarme en la paciencia, en la  gratitud, así como en el valor de la vida.

La  belleza de generosa especie, se aprecia mejor cuando su hermosa flor muestra la plenitud de su desarrollo, tras el inicio del crecimiento de un  capullito verde  que se abre  a la luz con alegría a lo largo de varios meses para  dar  paso a una  flor de peculiares pétalos de color amarillo que luego tardará otros tantos meses  en volver  a florecer para volver a dar la alegría a un humilde jardín.

Deseaba  tenerla en mi mano, despertar a través del tacto complementando el de la vista  una nueva acción de gracias, y mi  amado Padre Celestial, me ha complacido.  Es esta experiencia de complacencia la que, a través del  siguiente reportaje fotográfico, comparto mi gratitud a los seguidores de este espacio y entrañables amistades.

María Isabel Gómez  Castillo








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